Caso Abierto - Diario de Mallorca

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"Nunca me han discriminado en la Policía, siempre me he defendido cuando lo intentaron"

-Como comisaria, forma usted parte de una minoría en la Policía Nacional.

-¿Mujeres, se refiere? Sí, somos unas 32 o 33 en toda España.

-¿Y comisarios?

-Unos doscientos y pico, no lo sé exactamente.

-¿Se considera una pionera?

-No, qué va. Pioneras fueron las primeras, las que entraron en 1982, con un sistema político y educativo mucho más atrasado. Yo las admiro mucho, como a la primera comisaria, Pilar Allué, que tuvo que bregar con un sistema absolutamente masculino, de formas, de tratos, de códigos...

-¿Se ha llegado a sentir alguna vez discriminada por razones de sexo?

-Yo no me he dejado discriminar, que es distinto. Es cierto que cuando eres una policía de base, no estás en la misma situación que una inspectora o comisaria. Lamentablemente no tienes las mismas herramientas para defenderte. Lo que sí es cierto, aunque a veces no queramos escucharlo, es que en la Policía a las mujeres se las encamina muchas veces a labores de gestión, menos operativas. También es cierto que hay mujeres policías que por sus razones personales, como los hijos, ascienden más tarde que sus maridos que también son policías. Yo nunca he sido discriminada. ¿Que me he defendido de intentos de discriminación? Sí.

-Además ahora dirige una brigada formada por grupos operativos, donde no es frecuente ver a mujeres.

-Sí, puede resultar curioso. Algunos me preguntan cómo deben llamarme, si comisario o comisaria, si jefe o jefa.

-¿Y usted qué prefiere?

-Yo soy comisaria jefa, y eso lo voy a defender. Defiendo totalmente el papel de las mujeres en todas las profesiones.

-¿Ha notado alguna reticencia entre los agentes bajo su mando a la hora de obedecer a una mujer?

-Ninguna. La verdad es que entre la gente que conozco de cuando estuve destinada aquí, y alumnos que he tenido en mi época de profesora en la Academia de Ávila, que son muchos, solo he detectado ilusión y ganas de trabajar. Lo único que me ha chocado es que les parezco muy joven. En cualquier caso, todavía queda mucho por hacer para que mujeres y hombres estén en igualdad en puestos directivos, en la Policía y fuera de la Policía. Son cosas que hay que cambiar.

­-¿Cómo decidió hacerse policía?

-A veces se habla mucho de la vocación. Yo no tenía ningún referente de la Policía. Cuando era joven me robaron en el coche, y fui a pedir ayuda a unos policías, porque había visto a los autores, que estaban desvalijando otros vehículos, pero no me hicieron mucho caso y cuando llegamos los ladrones se habían ido. Aquello me indignó. Pero cuando fui a poner la denuncia, la persona que me atendió me pareció todo lo contrario, un policía amable y muy profesional. Había allí un cartel que decía: ¿Quieres ser policía? Y le pregunté ¿que requisitos hay que tener para ser policía? Y aquel señor me marcó. Me dijo: sobre todo integridad, sentido común y ganas de trabajar. Y dije, ah, pues seguro que me gusta. Yo venía del balonmano, acababa de ser olímpica en Barcelona y era muy disciplinada. Acababa de terminar la carrera y acababa de retirarme del balonmano. Así que dije, voy a hacer algo con mi vida. Y fue casi por casualidad. Aprobé el examen para la escala básica, y al año siguiente el de inspector. Y desde entonces he pasado por casi todas las especialidades en la Policía.

-¿Su formación como psicóloga le ha ayudado en el trabajo como policía?

-Creo que me ha ayudado más la experiencia policial. La carrera me ha ayudado mucho en cuestiones de comunicación o empatía. Y es verdad que he usado mucho la psicología en interrogatorios, a la hora de detectar las mentiras.

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