Un incendio en la buhardilla de una vivienda obligó ayer a desalojar a una veintena de vecinos de Bunyola. El fuego prendió plásticos y pinturas acumuladas en el inmueble y generó una espesa nube de humo tóxico. No hubo que lamentar daños personales, aunque se movilizó un amplio dispositivo para sofocar el siniestro.

Las llamas se iniciaron sobre las diez de la mañana en un inmueble de la calle Mossèn Antoni Maria Alcover de Bunyola, a escasos metros de la estación. El foco del incendio se localizó en una vivienda que ocupaba el lugar de la antigua fábrica textil de la localidad. De hecho, esta urbanización de casas adosadas se había alzado en los últimos años en el antiguo suelo industrial.

En pocos minutos, una espesa cortina de humo se empezó a extender por este núcleo urbano. Como medida de precaución, efectivos de la Policía Local de Bunyola desalojaron a una veintena de residentes que se encontraban en esos momentos en esas viviendas.

Por su parte, dotaciones de Bombers de Mallorca -procedentes de los parques de Inca, Sóller y Calvià- se desplazaron hasta Bunyola para sofocar el incendio declarado en un inmueble de la calle Mossèn Antoni Maria Alcover. El material altamente inflamable y tóxico acumulado en la buhardilla propició el fuego y obligó a trabajar a los servicios de extinción con equipos de respiración autónoma.

El aparatoso incendio también hizo que acudieran al lugar efectivos de la Guardia Civil y Protección. También se movilizaron ambulancias del Ib-salut, aunque no llegaron a intervenir. Hasta el mismo alcalde de Bunyola, Andreu Bujosa, se desplazó hasta allí para comprobar 'in situ' cuál era el alcance del incendio en la vivienda. "Ha habido que sacar a toda la gente que estaba allí como medida de precaución", subrayó el primer edil.

Cortina de humo

Los bomberos consiguieron sofocar las llamas con relativa celeridad. No obstante, los esfuerzos se centraron en disipar la importante cantidad de humo tóxico que se había acumulado por la combustión de plásticos y pinturas que se encontraban en la buhardilla de la vivienda siniestrada.

La cortina de humo que se alzó poco después del incendio era perfectamente visible desde puntos muy distantes de Bunyola. A los vecinos desalojados se les mantuvo a una distancia prudencial de sus viviendas, ya que de inhalar la humareda existía un riesgo elevado de sufrir una intoxicación.

Así, los bomberos utilizaron potentes ventiladores para disipar el humo acumulado en la vivienda y en el núcleo urbano. Una vez que los especialistas concluyeron que no revestían peligro alguno, se permitió a los residentes que regresaran a sus casas.