Algo debió de cambiar en la vida de Chinyere U. hace un mes, cuando los vecinos de la finca en la que vivía con sus tres hijos, en el pasaje Cala Figuera, dejaron de verlos. "Siempre iban juntos ella y los tres niños. Salían de casa sobre los ocho de la mañana y no volvían hasta las nueve y media de la noche. Y de repente, hace tres o cuatro semanas, ya no volvimos a verlos", explicaba Joan Navarro. La vecina que vive en el piso contiguo creyó incluso que se habían mudado. "Hace un mes que no lo veo. En su casa no se oía nada y pensamos que se habían marchado", afirmaba.

En la barriada de Son Rutlan recordaban ayer las dificultades con las que caminaba la mujer, "muy alta y grande", que achacaron a los problemas de salud que padecía. Llevaba "siete u ocho años" instalada en la vivienda donde anteayer fue hallada muerta, pero no se relacionaba con el resto de vecinos. Todos coincidían en que "siempre" estaba con los tres niños y que estos "iban bien vestidos y cuidados".

Joan Navarro recordaba que al principio vivía con ellos un hombre, también africano, que se marchó hace unos cinco años. "Un día lo vi cargar cosas en el coche, hasta aparatos de aire acondicionado y desapareció. Nunca más volví a verlo por aquí", contaba.

Representantes de una entidad bancaria había preguntado por ella a los vecinos varias veces en las últimas semanas. "No pagaba la hipoteca y querían darle facilidades de pago antes de desahuciarla. Pero no la encontraban nunca en casa y nos preguntaban a nosotros", aseguraba la vecina del piso contiguo.

Pese a que los niños no iban al colegio desde el pasado mes de septiembre, los cuatro solían ser vistos por las mañanas caminando por la calle Aragón hasta hace unas semanas. Uno de sus destinos era el locutorio del Camí Salard que ella regentó durante unos dos años hasta principios del pasado mes de noviembre. "Solía venir aquí con los tres niños y estaban todo el día", recordaba la dueña de una tienda cercana. "Era una mujer un poco rara, no hablaba con nadie. De repente, hace un mes y medio, vaciaron el local y se fue. Ya no volvimos a saber nada de ella", comentaba esta comerciante.

La Asociación de Padres y Madres del colegio al que acudían los niños han organizado ya la compra de regalos de Navidad para ellos y sus compañeros preparan dibujos y cartas de ánimo para hacérselos llegar.