Un acusado admitió ayer en un juicio en la Audiencia de Palma que abusó sexualmente en dos ocasiones de su hijastra en el domicilio familiar, en Palma, cuando esta contaba 14 años, y que también le pegó, pero negó haberla violado. El sospechoso, español de 57 años, explicó ante el tribunal de la sección primera que sometió a tocamientos íntimos a la menor en su habitación de matrimonio cuando ambos se hallaban a solas en julio y en agosto de 2003. "Yo estaba en tratamiento de quimioterapia por un linfoma. Le realicé tocamientos en mi cama cuando mi mujer se fue a trabajar", aseguró ante la sala. Estos hechos que ayer reconoció ya habrían prescrito.

El hombre rechazó en rotundo haber agredido sexualmente a su hijastra, así como haberla amenazado. "Ella me odia. Están buscando una compensación económica", detalló el procesado para justificar las graves acusaciones de la perjudicada, ahora ya mayor de edad. El fiscal y la acusación particular inicialmente reclamaban para él una condena de 42 años de prisión por tres delitos de agresión sexual.

El sospechoso indicó que es una persona cariñosa y que suele dar muchos besos. "Nunca he tenido un problema sexual. La toqué en sus partes íntimas dos veces y luego ya no volvió a ocurrir nada más", recalcó, al tiempo que reconocía ser "muy riguroso" y querer tenerlo todo controlado. "Chocaba bastante con ella porque ella era un poco trasto, lo dejaba todo por en medio", aseguró el varón en referencia a su hijastra.

La víctima minutos después realizó un relato estremecedor durante la vista oral. La joven confirmó que fue violada varias veces en la vivienda familiar, en Palma. La primera ocasión, según indicó, su padrastro la tumbó en la cama, empezó a besarla en la boca y la tocó. Luego, la forzó. "Tenía ocho o nueve años. Estábamos solos en casa. Sentía una presión, me dolía", recordó la perjudicada. "Siempre me daba besos en la boca cuando no nos miraba nadie", añadió.

La segunda vez, el hombre supuestamente la sometió a otras prácticas sexuales en un sillón reclinable para finalmente violarla. "Yo estaba paralizada", apuntó. "Siempre que podía me tocaba", agregó sin poder contener las lágrimas.

En el baño

La joven recordó otro episodio ocurrido en el baño cuando su padrastro la obligó a tocarle en sus genitales y de nuevo la agredió sexualmente. "Arranqué a llorar, eso fue la mayor humillación de mi vida y me fui a la habitación. Ahí sí que me dijo que no podía decir nada, que era un juego y que no me preocupara. Yo me callé", destacó. "No se lo conté a mi madre. Había algo que me frenaba, no sé si por vergüenza, miedo o rechazo. No se lo dije a mi madre. Es algo que tenía bloqueado", insistió. Finalmente, la perjudicada relató lo ocurrido a una amiga y a un hermano, quienes ayer manifestaron que al principio la joven no quería denunciar los hechos.

La víctima se refirió a otro episodio en el rellano de la finca donde vivían cuando su padrastro la llevó a un rincón y trató de forzarla, pero desistió al bajar un vecino. "No he sido una niña mala ni malcriada. He trabajado y estudiado. Soy desordenada. A veces, él era pura rectitud, pero había mucha violencia", sentenció. La madre de la joven incidió en que su excompañero le reconoció los hechos. Un médico dijo que si una niña de diez años es violada por un adulto, sufre grandes destrozos y desgarros en sus genitales.