Un juzgado de Palma ha iniciado hoy la vista oral contra un conductor por atropellar a un ciclista menor de edad y darse a la fuga dejándolo gravemente herido en abril de 2013 en la urbanización Puig de Ros, en Llucmajor. El acusado, piloto de avión de profesión, ha lamentado lo ocurrido. "Estoy totalmente arrepentido, ha sido lo peor que me ha pasado en la vida y sobre todo lo siento por la forma en la que me comporté", ha asegurado. El sospechoso ha admitido que se marchó del lugar porque se asustó y se puso "muy nervioso".

Los hechos ocurrieron el pasado 15 de abril de 2013, sobre las seis y media de la tarde, en un paso de peatones en la urbanización Puig de Ros donde el ciclista, un adolescente de 16 años, fue arrollado por un turismo Seat León de color rojo que huyó de la zona. El menor sufrió gravísimas lesiones. Estuvo doce días en coma, según ha confirmado hoy el perjudicado en el juicio, que todavía hoy arrastra secuelas.

El conductor acusado ha explicado que se dirigía a la casa de un amigo a "una velocidad normal" cuando, al salir de una rotonda, notó un golpe en un lateral. "Paré de inmediato, vi que tenía una bicicleta al lado, miré por el retrovisor y vi a un grupo de chicos que se acercaban" para atender a la víctima, según su versión. "Yo no vi cómo se acercaba la bicicleta, no vi al chico, no le vi volar. Yo iba despacio, no venía nadie de la rotonda y por eso no me llegué a parar", ha añadido. Luego, se dio a la fuga. "Entré en shock, sé que fue una injusta e inmoral decisión", ha confesado. Horas después, al leer las noticas por Internet y comprobar que el menor se hallaba muy grave, decidió entregarse por la noche ante la Guardia Civil.

El perjudicado ha explicado que no recuerda nada de lo sucedido y ha recalcado que su vida ha cambiado radicalmente. "Hoy en día sigo muy tocado", ha manifestado. El joven ya no puede estudiar, tiene molestias por las placas de titanio que lleva en un hombro y en la cabeza y ha tenido que pasar por una dura rehabilitación. Según su versión, su futura carrera y sus estudios de hostelería se han visto truncados. Los padres han ratificado esta cuestión y han destacado que su hijo ha cambiado por completo después del atropello. Al principio, perdió el habla. Estuvo un año y medio de rehabilitación y también con un logopeda. "Antes era muy buen estudiante, sacaba muy buenas notas. También nos ayudaba los fines de semana trabajando en nuestro restaurante. Ahora, solo trabaja, no puede estudiar. No retiene la memoria", ha detallado su madre.

Un testigo ha declarado que el coche iba a toda velocidad, si bien un perito ha apuntado que la velocidad era moderada. Por su parte, el instructor del siniestro, un policía local de Llucmajor, ha precisado que el vehículo iba a más de 40 kilómetros por hora y que se trató de un impacto violento. Dos peritos han indicado que hubo una concurrencia de culpas en el atropello.

El fiscal ha solicitado penas que suman dos años de prisión para el sospechoso por un delito de imprudencia grave con resultado de lesiones y otro de omisión del deber de socorro. El ministerio público ha aumentado su petición de indemnización a 82.883 euros. Por su parte, el letrado de la acusación particular ha reclamado una condena de cinco años de cárcel y una compensación de 120.000 euros. El abogado defensor pide la libre absolución de su cliente y, de forma alternativa, una pena mínima al apreciar las circunstancias atenuantes de reparación del daño, dilaciones indebidas y confesión.