Jaume Salom Ferrer, el acusado de degollar a su expareja Gemma Vich Ramis en su domicilio en Sant Jordi (Palma) en el verano de 2015, reconoció ayer los hechos ante el jurado popular que juzgó el crimen en la Audiencia de Palma y se conformó con una condena de doce años de prisión por un delito de homicidio y otro de allanamiento de morada.

El sospechoso, de 39 años, explicó que la madrugada del pasado 31 de julio de 2015 se dirigió a casa de su exnovia, con la que había roto hacía apenas unas tres semanas, para "mantener relaciones sexuales con ella". Según su versión, saltó por la parte de atrás del domicilio, un primer piso del Camí de Sant Jordi, y accedió a la terraza escalando. "Como era verano estaba abierta la puerta", detalló el hombre, que permanece en prisión provisional. "Gemma estaba despierta, discutimos, ella no quería mantener relaciones sexuales. Me dijo que qué hacía yo allí. Me pidió que me fuera, pero yo me quedé", añadió.

Tras la disputa, el homicida atacó con un cuchillo de cocina a la joven, de 33 años, en su habitación. "Fue muy rápido. No sé cómo lo hice. Sé que le corté con el cuchillo. No sé por qué lo hice, me lo he preguntado muchas veces por qué la maté", aseguró ante el tribunal popular. Acto seguido, asintió cuando la fiscal le preguntó si acabó con su vida porque ella se negó a tener sexo con él. Luego, "me quedé allí con ella", prosiguió. Hasta que el imputado fue detenido por la Policía Nacional en la misma vivienda. La víctima fue degollada y falleció de-sangrada al sufrir una hemorragia masiva.

La fiscal, las acusaciones particulares, la acusación popular en representación del Govern, y la defensa ratificaron ayer un acuerdo previo por el que el sospechoso se conformó con una condena de doce años de prisión: diez años por un delito de homicidio y otros dos por allanamiento de morada. También apreciaron la circunstancia agravante de parentesco y la atenuante de reparación del daño, ya que el imputado, con anterioridad a la vista oral, indemnizó a los padres de la víctima con 100.000 euros, 50.000 para cada uno.

Además, el acusado no podrá aproximarse ni comunicarse con los progenitores de la fallecida por un periodo de once años y también se le prohíbe residir en el núcleo de Sant Jordi durante este tiempo.

Ayer por la mañana, Jaume Salom se mostró tranquilo en el juicio. Renunció a hacer uso del turno de la última palabra, pero horas antes, al ser interrogado, admitió los hechos. El joven recordó que Gemma y él fueron pareja durante tres años, pero en junio de 2015 dejaron la relación. "No teníamos contacto", recalcó.

La madrugada del 31 de julio de 2015, "fui a su casa para mantener relaciones sexuales con ella", aseguró. Según indicó, se dirigió a la vivienda con su furgoneta. "Aparqué por detrás, no muy lejos. Salté por la parte trasera, por las tapias y subí por una rejilla hasta el primer piso", manifestó.

Las forenses explicaron que el cadáver de la víctima presentaba numerosas heridas de arma blanca y también golpes y hematomas en la cara. Las facultativas detallaron que detectaron heridas incisas y punzantes superficiales en el pecho y la espalda y también otros cortes en la mano. Según su tesis, son lesiones de forcejeo y de intimidación porque la perjudicada trató de defenderse. También apreciaron dos heridas de degüello que por sí solas eran mortales de necesidad. Una cortaba la garganta desde la barbilla y la otra seccionaba por completo el paquete vascular cervical derecho. Estas lesiones eran compatibles con un cuchillo de cocina de hoja ancha y un solo filo, según las peritos.

A media tarde, el jurado popular hizo público su veredicto y declaró al acusado culpable de un delito de homicidio y otro de allanamiento de morada.