Cinco días antes de matar a su pareja, Josep Maria C.G. hizo unos llamativos comentarios sobre ella en un curso de psicología al que asistía como alumno. "Decía que era una mujer muy oscura, que quería aprovecharse de él", cuenta Jorge Heredia, sobrino de la víctima. "Estaba intentado limpiar su imagen antes del crimen", interpreta este familiar, que recuerda la insistencia del hombre para que ella dejara de trabajar y los esfuerzos de la mujer por mantener su independencia económica. "Él estaba muy enfermo con el dinero. Intuíamos que no era trigo limpio, pero nunca pensamos que podía llegar a pasar algo así. Ellos estaban bien", afirma Heredia.

Celia Navarro, nacida en Zaragoza hace 56 años, había vivido en Inca mucho tiempo y trabajó siempre como limpiadora. Pasó por varios hoteles y actualmente estaba empleada en dos empresas de Palma. Con cinco hijos que ya le habían dado nietos, hace "unos dos años y medio" conoció a Josep María C.G., licenciado en psicología y profesor de música, y unos seis meses después empezaron su relación. "Fue él el que siempre insistía en casarse. Ella aceptó, pero le puso dos condiciones: pagar ella la boda y hacerlo en separación de bienes. Él la puso en su testamento y cuando se lo enseñó, ella rompió el documento. No quería sacar ningún provecho económico de la relación y se lo dejó claro. Tenía obsesión absoluta con el dinero", explica el sobrino de Navarro. La boda se celebró el pasado mes de julio en Inca.

Este familiar de la fallecida destaca que Josep Maria C.G. era "reservado, muy educado y tranquilo. Demasiado tranquilo. Hacía mucha meditación. Yo notaba que era oscuro e intuíamos que no era trigo limpio. Quería que mi tía dejara de trabajar, pero ella siempre se negó", asegura.

La pareja estuvo un tiempo viviendo en un domicilio de la calle d'en Calders, en sa Calatrava, propiedad de él. Hace unos meses empezó una reforma y se mudaron temporalmente al piso de la calle Margarida Xirgu, en Son Cotoner, donde ocurrió el crimen. Josep Maria C.G. trabajaba actualmente en un instituto de ese barrio, pero "llevaba tres o cuatro semanas de baja por depresión". "Empezó a sembrar lo que ha hecho, intentado limpiar su imagen antes de que esto ocurriera", sostiene Heredia. Este familiar de la mujer asesinada relata un episodio ocurrido el pasado viernes y que han conocido a posteriori que revela la desconfianza del hombre hacia su pareja. "Fue a un curso de psicología y les comentó a los compañeros que su mujer era muy oscura y quería aprovecharse de él", afirma. "Ella era una bellísima persona y estaba con él por amor", sentencia. Heredia asegura que la pareja estaba "bien" y que la mujer solo contaba "cosas buenas" de su marido, pero destaca los altibajos emocionales del hombre. "Un día le decía que quería separarse y al día siguiente le pedía mil perdones".

Celia Navarro estuvo el martes por la mañana hablando por whatsapp con uno de sus hijos y quedaron en verse en el piso de Son Cotoner. "Ella dejó de contestar a sus mensajes de repente", recuerda su sobrino. El hijo fue a la vivienda pero nadie le abrió la puerta. Su familia trató en vano durante todo el día de contactar con ella y a la mañana siguiente alertaron a la Policía, que encontró el cadáver de la mujer y al hombre con heridas. "Él escuchó cómo llamaban a los bomberos y tuvo tiempo de tomarse los fármacos y llenarlo todo de sangre para hacer ver que quería suicidarse, pero era una pantomima", concluye Heredia.

Una vecina y allegada al hombre apuntó al piso de la barriada de sa Calatrava como origen de algunas desavenencias. "A ella no le gustaba vivir allí y quería que él lo vendiera, pero él estaba a gusto y no quería", señaló. "Creo que la boda fue muy precipitada y se estaban separando. Él estaba muy mal en las últimas semanas, muy hundido", aseguró la mujer, muy afectada por lo ocurrido. "Aún no me lo creo, estoy alucinada", aseveró.