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Tribunales

Condenado un colegio por una agresión entre alumnos en un patio sin vigilancia

El agresor, de 16 años, tiró al suelo a la víctima y le propinó varios golpes, causándole una lesión en el codo y fue expulsado 20 días

Patio del colegio La Porciúncula, en Palma, donde se produjo la agresión en mayo de 2015. m. massuti

Un colegio concertado de Palma ha sido condenado por la agresión que sufrió un alumno a manos de otro en un patio donde no había ningún profesor vigilando. La víctima fue golpeada varias veces por parte de un menor de 16 años y sufrió una luxación de codo. Fue trasladada en ambulancia a un hospital, intervenida quirúrgicamente y padece secuelas. La sentencia impone 50 horas de trabajos en beneficio de la comunidad por un delito de lesiones al agresor, que fue expulsado del colegio, y considera al centro educativo responsable civil de lo ocurrido. La madre del adolescente condenado y el centro deberán indemnizar a medias al perjudicado con 4.549 euros.

El fallo, confirmado ya por la Audiencia Provincial, destaca que fueron otros alumnos quienes tuvieron que mediar para poner fin a la agresión, ya que los profesores encargados de la vigilancia estaban controlando a los alumnos más pequeños en otro patio y tardaron en acudir al lugar del incidente. Además, el tribunal sugiere que deberían reforzarse las guardias para poder atender ambas zonas al mismo tiempo.

Los hechos ocurrieron en el colegio La Porciúncula, dirigido por la orden de los franciscanos, el 22 de mayo de 2015. Poco antes de la una y media de la tarde, un grupo de alumnos de secundaria estaba disputando un partido de fútbol. Uno de ellos, de 16 años, sufrió una caída en un lance del juego, pero interpretó que lo habían derribado de forma intencionada. Tras levantarse, se abalanzó sobre el chico que lo había tirado, lo agarró por la espalda a la altura del cuello y lo lanzó con fuerza contra el suelo. Con la víctima tumbada, siguió sujetándola y propinándole golpes hasta que otros menores los separaron.

En ese momento llegaron los dos profesores que se encargaban de controlar el patio y un vigilante del centro. La víctima se quejaba de un fuerte dolor y los docentes avisaron a una ambulancia. El afectado sufrió una luxación de codo y tuvo que ser sometido a una intervención quirúrgica. También precisó un tratamiento de rehabilitación y como secuela le quedó una cicatriz.

El colegio abrió un expediente disciplinario al agresor, que fue sancionado con 20 días de expulsión. Paralelamente, un juzgado de menores de Palma abrió diligencia por lo ocurrido y el adolescente fue condenado como autor de un delito de lesiones. La sentencia le impuso una medida de 50 horas de servicios en beneficio de la comunidad y fijó una indemnización de 4.549,47 euros para el perjudicado por las heridas sufridas. El juez consideró al colegio responsable civil subsidiario y le ordenó pagar la mitad de esa cantidad junto a la madre del agresor.

El centro educativo recurrió esta decisión ante la Audiencia Provincial porque consideró que la sanción no estaba justificada. En su alegato, sostenía que se trató de una "agresión fugaz" y que "ninguna actividad razonable del centro hubiera podido evitar el hecho dañoso". El colegio argumentó que los profesores de guardia estaban en otro patio, el destinado a los alumnos más pequeños, cuando ocurrieron los hechos.

El tribunal de la sección segunda ha rechazado estos argumentos. Los magistrados concluyen que el menor condenado por la agresión estaba desarrollando una actividad escolar y bajo la guarda del centro. Además, consideran que los profesores encargados de la vigilancia del patio deberían haber intervenido tras el primer incidente, cuando el agresor cayó al suelo durante un lance del partido de fútbol, lo que a su juicio "habría evitado sin duda que se produjera la agresión".

La Audiencia niega, basándose en la sentencia del juzgado de menores, que la agresión fuera "fugaz" y destaca que fueron otros alumnos y no los docentes quienes le pusieron fin. "Si los encargados de la vigilancia del patio hubieran estado en las proximidades hubieran intervenido y lo hubieran hecho antes que los propios menores que separaron" a los implicados. El tribunal considera que el hecho de que estos profesores estuvieran en ese momento controlando a los alumnos pequeños no resta responsabilidad al colegio. Por ello, apunta la necesidad de reforzar las guardias en los patios de diferentes edades, ya que a la vista de lo ocurrido "puede deducirse que mientras los vigilantes de patio cuidan de uno de ellos, queda desatendido el otro".

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