Cuatro muertos, vientos de más de 150 kilómetros por hora, un millón de árboles arrasados y la inmensa mayoría de las playas devastadas. Estos fueron los efectos del mayor temporal que ha azotado nunca Mallorca y del que ayer se cumplieron 15 años.

El 11 de noviembre de 2001 tuvo lugar un fenómeno atmosférico insólito con epicentro en Mallorca. Dos masas de aire contrapuestas -una muy caliente procedente de África y otra muy fría polar- se encontraron sobre la isla. El contacto entre los dos frentes generó una gran depresión que a su vez desencadenó vientos huracanados y mar arbolada.

Cuando el temporal llegó a Mallorca el domingo 11 de noviembre sus efectos fueron completamente devastadores. Las comunicaciones marítimas de la isla fueron las principales perjudicadas. Todos los puertos cerraron. Las embarcaciones en los muelles se golpearon, algunas se soltaron de sus amarras y quedaron embarrancadas.

No obstante, los efectos más trágicos del temporal fueron la pérdida de cuatro vidas humanas. Un taxista murió en el Paseo Marítimo de Palma aplastado dentro su vehículo por una palmera. Un operario municipal de Calvià falleció al caerle encima un tronco mientras manejaba una grúa para despejar una calle. Un joven motorista murió en Santa Margalida al chocar contra un árbol caído y un trabajador de Gesa falleció tras recibir una descarga de 15.000 voltios cuando reparaba en Alcúdia uno de los 4.000 tendidos eléctricos destrozados por el vendaval.

El temporal se desarrolló en dos fases. La primera y que causó los mayores estragos fue el domingo 11 de noviembre y el segundo a mediados de la semana siguiente, el jueves 15 de noviembre.

Las carreteras fueron también las grandes perjudicadas. Muchas tuvieron que ser cortadas debido a los graves destrozos que causó el temporal. Los daños se cifraron entonces en unos 700 millones de pesetas, aún no había entrado el euro, Muchas localidades también quedaron a oscuras y sin suministro eléctrico.

Multitud de operarios se movilizaron para tratar de subsanar los daños. Muchos provistos de motosierras para cortar los innumerables troncos caídos por doquier. La Costa de los Pinos, por ejemplo, fue una de las más afectadas con miles de árboles derribados por el temporal.