El hombre de 64 años detenido por pegar fuego a su domicilio el pasado jueves por la tarde en Sóller, que permanece en prisión desde el viernes, alegó ante el juez que padecía malos tratos psíquicos y que vivía una situación de tensión por los problemas de convivencia con su pareja. El sospechoso, que se entregó a la Policía Local del municipio tras incendiar el inmueble de la calle Romaguera, indicó que no tuvo intención de causar daño a ninguna persona y que sabía que a esas horas no había nadie en casa.

Su compañera sentimental confirmó que él sabía que la vivienda estaba vacía, pero negó en rotundo que fuera maltratado. Según su versión, es ella quien sufre maltrato psíquico.

El abogado defensor del incendiario, Carlos Portalo, solicitó en el juzgado de guardia de Palma que un médico forense examinara al hombre. El letrado pidió que fuera explorado por un facultativo para determinar cuál es su estado mental. El sospechoso está acusado de un delito de daños por incendio. El magistrado José Castro ordenó prisión provisional sin fianza para él tras tomarle declaración el viernes por la tarde.

El arrestado dijo estar arrepentido y admitió que se ofuscó por la situación insostenible que vivía con su pareja. Confesó que pegó fuego a unas prendas de vestir de ella y a un equipo de pesca de él. Según su versión, utilizó un mechero para incendiar la ropa y sus cañas de pescar y luego se marchó del lugar sin percatarse de que las llamas se habían propagado con gran rapidez por toda la casa y que se había desencadenado un voraz fuego.

El hombre bajó a la calle y acto seguido acudió a la Policía Local de Sóller, donde se entregó y confesó los hechos.

El aparatoso incendio declarado en el segundo piso en el que vivía en régimen de alquiler destruyó por completo la segunda planta y afectó también al tercer piso. Los vecinos del edificio siniestrado no podrán regresar a sus hogares en varias semanas debido a los desperfectos ocasionados por el humo y las altas temperaturas. Las zonas más dañadas tienen que ser apuntaladas. El devastador fuego obligó a movilizarse a los Bombers de Mallorca y los de Palma y el servicio de tranvía quedó interrumpido durante las labores de extinción.

El autor confeso del incendio, un inquilino de 64 años, reconoció que pegó fuego a la casa, pero no pudo ofrecer una explicación lógica de los motivos que le llevaron a cometer estos hechos. El hombre recordó una última discusión con su pareja, pero no la pudo situar en el tiempo. Según su versión, estaba ofuscado y reaccionó de esta manera por la situación insostenible que vivía con su compañera y los problemas de convivencia que tenían.