Siete menores de 13 y 14 años ratificaron ayer, durante el juicio en la Audiencia Provincial, que una mujer les ofreció drogas y ejercer la prostitución en Andratx. Otro acusado, un anciano de 82 años, ratificó que la sospechosa le ofreció los servicios sexuales de una niña de 13 e incluso negociaron el precio. En el banquillo se sentó también el novio de la principal acusada, que habría organizado con ella fiestas para los adolescentes en las que les servían alcohol y tabaco. Durante estas celebraciones habría sometido a tocamientos a dos de los menores, que ayer se mostraron dubitativos en sus declaraciones. La pareja negó todas las acusaciones y el octogenario admitió que tocó los pechos a la niña, pero alegó que pensaba que era mayor de edad.

Los menores coincidieron en señalar que durante el verano de 2015 acudieron a fiestas en el domicilio de la pareja, en las que consumían "alcohol y tabaco" hasta altas horas de la madrugada. Eran los adultos quienes, según uno de los testigos, les preparaban las bebidas. Una de estas celebraciones terminó de forma abrupta cuando los anfitriones se enzarzaron en una discusión porque, al parecer, el hombre había manoseado a una de las niñas mientras dormía. Sin embargo, ni esta víctima ni el resto de asistentes ratificaron ayer haber sufrido o visto estos abusos. Otro adolescente, a quien el sospechoso supuestamente manoseó en los muslos, mostró también muchas dudas sobre lo ocurrido.

Ofrecida como prostituta

Varios de los menores afirmaron que la principal acusada les ofreció tanto comprar marihuana como ejercer de camellos para ella, a lo que se negaron. Una adolescente aseguró que la sospechosa le entregó una bolsa con esta droga para que se la diera a un compañero del instituto. El hallazgo de este paquete, que contenía 600 gramos de marihuana, por parte del padre de la menor sacó a la luz además que había sido ofrecida como prostituta.

La adolescente relató al tribunal que en aquella época tenía muy buena relación con la sospechosa. "Yo la quería como a una madre", dijo. Según contó, un día se encontraron en un bar con un anciano de 82 años y ella se lo presentó. "Le dijo que era prostituta y le ofreció mi virginidad. A partir de entonces [la acusada] me llamaba y escribía cada día. Al final acepté ir a cenar y el hombre me tocó un pecho y me dio un beso en la boca. Yo me fui corriendo, me recordaba a mi abuelo y tuve pesadillas", afirmó. La víctima señaló que el anciano sabía que tenía 13 años. Añadió que el octogenario había pagado a la mujer entre 200 y 300 euros por unas relaciones sexuales que ella luego se negó a mantener, por lo que siguió presionándola varios días.

Una amiga suya, que tenía entonces 13 años, afirmó que la acusada le ofreció "por encima" que fuera a ver al anciano. "No me ofreció dinero. Por lo que me había contado [la otra víctima], yo sabía que era algo sexual", sostuvo la chica.

El octogenario, por su parte, admitió que estuvo negociando con la procesada y la menor sobre los servicios sexuales de esta. "No quedamos en nada concreto", afirmó. Sin embargo, admitió después que ambas acudieron a su casa y le tocó un pecho a la adolescente. "Nunca me dijo la edad ni sospeché que fuera menor", aseguró.

La procesada, de 37 años, negó todos los cargos. Según su versión, en su casa se celebraron dos fiestas, una por el cumpleaños de su hija, y en ninguna de ellas los menores consumieron alcohol o tabaco. Rechazó también haber ofrecido a las adolescentes que se prostituyeran con el anciano. Su compañero sentimental descartó haber sometido a tocamientos a dos de los menores que acudían a las fiestas, en las que "no había ni alcohol ni tabaco".

La fiscalía considera que estos hechos constituyen dos delitos de abusos sexuales, dos contra la salud pública de sustancias que no causan grave daño a la salud con difusión a menores de edad y un delito de inducción a la prostitución de menor de 16 años. Para la mujer -en prisión preventiva desde que fue detenida en diciembre pasado- reclama penas que suman 13 años de cárcel, mientras que su compañero se enfrenta a una condena de cinco años y el octogenario, a cuatro años de reclusión.

Está previsto que el juicio termine hoy con las declaraciones de varios agentes de la Guardia Civil que investigaron los hechos y los informes y conclusiones de las partes.