La acusación particular reclama 20 años de prisión para el acusado de degollar a un joven de 26 con una botella rota durante una pelea en la madrugada del día de Navidad de 2015 en Gomila, en Palma. Fernando Mateas, abogado de la familia de la víctima, considera que la agresión se produjo sin que el perjudicado tuviera opción de defenderse, por lo que difiere del criterio de la fiscalía, que solicita 12 años de cárcel por un delito de homicidio. Además, los allegados al joven fallecido piden una indemnización de 150.000 euros, frente a los 50.000 reclamados por el ministerio público. El caso será enjuiciado la semana que viene por un jurado popular en la Audiencia Provincial de Palma.
De acuerdo con el relato de los hechos ofrecido por la acusación particular, el procesado, Emerson M.H., un culturista colombiano de 36 años, participó esa noche en un altercado "sin importancia" en el interior de un bar de copas en las escaleras de s'Aigua Dolça, en la calle Joan Miró, con la víctima, Michael Andrés Torres, su pareja y su hermana. Los tres fueron expulsados del establecimiento tras el altercado.
Los dos grupos se encontraron de nuevo en la calle unos 15 minutos después y la discusión se reanudó. El procesado, según la acusación, golpeó a la novia de Michael Andrés y este bajó las escaleras para socorrerla. La víctima cogió una botella y trató de romperla. No pudo hacerlo porque estaba ebrio, lo que además provocó que resbalase en las escaleras.
Desprevenido
El sospechoso aprovechó esta situación para matar a su rival. Con una botella rota que llevaba y "con la única intención de acabar con la vida de Michael Andrés", apartó a la novia de este y se abalanzó sobre él. Le clavó la botella en el cuello con tal intensidad que le seccionó el músculo esternocleidomastoideo, la vena yugular interna y la carótida derecha. La víctima ingresó en Son Espases en estado crítico y falleció dos días después debido a un shock hemorrágico.
La acusación particular argumenta que la agresión pilló "desprevenido" a Michael Andrés Torres, quien no pudo hacer nada por defenderse. Por ello, considera que los hechos constituyen un delito de asesinato. Así, reclama una pena de 20 años de prisión para el procesado, además de una indemnización de 150.000 euros para los herederos de la víctima.
La fiscalía, por su parte, imputa al sospechoso un delito de homicidio, por el que solicita 12 años de cárcel y rebaja la responsabilidad civil a 50.000 euros. El ministerio público no aprecia que el acusado actuara con premeditación ni que el ataque fuese alevoso.
El procesado fue detenido tres días después de la agresión mortal, cuando acudió de madrugada a la comisaría de la Policía Nacional de Manacor y se entregó. Tanto ante los agentes como en el juzgado de guardia admitió ser el autor de la agresión mortal. El magistrado que le tomó declaración decretó su ingreso preventivo en prisión, donde continúa recluido.
Está previsto que un tribunal popular enjuicie los hechos a partir del próximo lunes en la Audiencia Provincial. Los miembros del jurado contarán con una prueba clave, un vídeo grabado por un testigo con un teléfono móvil que recoge la agresión con la botella de cristal y revela el papel de cada uno de los implicados en la pelea.
