La Audiencia de Palma inició ayer el juicio contra una pareja de hombres por presuntamente violar a sus sobrinos de 4 y 6 años en fechas próximas a septiembre de 2008 en su domicilio a las afueras de la ciudad. Los dos procesados, de 39 y 32 años, negaron los cargos de forma tajante ante el tribunal de la sección segunda. Ambos destacaron que jamás se quedaron a solas con los niños ni tampoco los llevaron a ningún sitio. Según su versión, la relación con los menores era superficial, esporádica, pero buena. Ni siquiera los acompañaban al baño ni les limpiaban. "Parece extraño pero no, para eso estaba la abuela", manifestó uno de los imputados.

Los acusados coincidieron al señalar que el origen de los hechos radica en la madre de los niños, con la que, según alegaron, no mantenían una buena relación. "La madre les dijo a los niños lo que tenían que decir", apuntó uno de los sospechosos. El tío carnal de las víctimas añadió que no se llevaba bien con su cuñada y que en una ocasión incluso le dijo que sospechaba que su hijo mayor no era de su hermano. Según apuntó, ella desvió la atención de su pareja, que quería denunciar a sus compañeros de trabajo de un hotel por otros motivos para que les denunciara a ellos por abusos.

Por su parte, la madre de los perjudicados ayer negó que la relación con su cuñado y su pareja fuera mala y que ella hubiera influido en lo que decían los niños. La testigo recordó que en ocasiones dejaba a sus hijos en casa de su suegra y que una vez el niño llamó "guarro" a su padrino y tío. La progenitora se percató de los hechos al ver a su hijo cómo se tocaba los genitales en la bañera. Luego, este le dijo que eso se lo hacía el padrino. Poco a poco, el menor fue revelando los abusos y tanto él como su hermana recibieron tratamiento psicológico. "El niño daba muchos detalles, que le bajaba el pantalón, que le tocaba; luego tenía pesadillas", recordó la testigo. "No quiero dinero, al ver a los niños todo lo que pasaron y sus secuelas. Nunca van a llegar a estar curados. Tienen que aprender a vivir con lo que les pasó. Aún se despiertan por la noche llorando. No han tenido infancia. Es horrible, una pesadilla", añadió la madre entre sollozos.

Los menores ayer culparon a los sospechosos de someterles a tocamientos en los genitales y en el ano. Ambos señalaron que jugaban "a médicos" y que no les gustaba. El niño detalló que los hechos ocurrían en casa del padrino, en su piscina, en casa de la abuela y una vez en un baño de un comercio. La fiscal pide 18 años de cárcel para cada acusado por abusos sexuales con acceso carnal.