Un acusado aceptó ayer en la Audiencia de Palma una pena de dos años de prisión por abusos sexuales a la canguro de sus hijos, una adolescente de 13 años, en su domicilio en la ciudad en abril de 2015. El sospechoso, de 38 años y natural de Brasil, aseguró ante el tribunal de la sección primera que besó a la menor y que la sometió a tocamientos íntimos en el pecho y los genitales. "No la penetré", destacó. Además de los dos años de cárcel, se conformó también con la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima por un periodo de cinco años y con una indemnización de 3.000 euros por los daños morales causados.

En el turno de la última palabra, el hombre pidió perdón por sus actos: "Lo siento mucho por lo ocurrido, estoy muy arrepentido por lo que he hecho, lo siento mucho". Inicialmente, se enfrentaba a una petición de condena de nueve años de prisión por un delito de abuso sexual con acceso carnal, pero la fiscalía ayer modificó sus conclusiones y suprimió la acusación de penetración. El abogado defensor se adhirió a la propuesta del ministerio público.

La víctima, que ahora cuenta con 14 años, declaró en el juicio a través de videoconferencia. La adolescente explicó que en la medianoche del pasado 20 de abril de 2015 se encontraba en el domicilio del imputado en Palma haciendo de canguro de sus hijos. "Yo estaba en el ordenador hablando con mi amiga por Facebook. Él estaba en la cocina. En un momento vino cuando yo cerraba mi cuenta de Facebook. Vio a una modelo. Entonces, yo le enseñé unas fotos de esa modelo. Él empezó a decir cosas que yo no daba crédito", apuntó la perjudicada.

"Luego, me agarró del brazo. Me tocó la cadera, el pecho y los genitales. Me bajó los pantalones. Me decía que estuviera quieta. Yo estaba en shock, en otro mundo, no era consciente, hasta que sonó el móvil. Entonces, reaccioné, le empujé y me fui. Me dijo ´ni se te ocurra decir nada de lo que ha pasado´ apretándome del brazo", añadió la menor en la vista oral.

Su madre manifestó que se enteró de lo ocurrido en el colegio cuando la llamaron las profesoras. "Esa noche la vi nerviosa, quería dormir en mi cama, le dije que no que no cabíamos, se puso a llorar. No me lo contó", detalló la progenitora, que recalcó que su hija sigue todavía en tratamiento psicológico por estos hechos.

El acusado recordó que esa noche llegó del trabajo a casa y la chica estaba en el ordenador. Según su versión, empezaron a hablar y se excitó con la conversación: "Yo la toqué en el pecho y los genitales. Ella se quitó los pantalones, le besé la pierna y sonó el teléfono".