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Tribunales

Diez años de cárcel por intentar matar a un policía de un puñetazo en el cuello

El acusado propinó un golpe en la tráquea a un agente de la Policía Local de Palma tras un altercado en un bar de Gomila en 2013

El condenado por intentar matar a un policía local de Palma, durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial.

La Audiencia Provincial ha condenado a diez años de prisión a un hombre por intentar matar a un agente de la Policía Local de Palma tras un altercado en un bar de Gomila. El acusado propinó un fuerte puñetazo en la tráquea a la víctima, causándole una fractura muy grave que podría haberle costado la vida y por la que estuvo seis días hospitalizado y padece secuelas. La sentencia, confirmada ya por el Tribunal Supremo, considera probada la intención del sospechoso de matar al policía y le declara autor de delitos de intento de homicidio y atentado. Deberá indemnizar al agente con 6.510 euros.

Los hechos ocurrieron el 21 de abril de 2013 pasadas las dos de la madrugada en un bar de la calle Joan Miró, en Palma. El acusado, Manuel M.B. -español de 40 años y con numerosos antecedentes- y tres amigos suyos estaban armando jaleo y peleándose entre ellos en el establecimiento, desde donde se alertó a la Policía Local. Cuatro agentes acudieron al local y pidieron la documentación a los alborotadores. El procesado se negó a identificarse y los funcionarios sacaron del local a los cuatro implicados.

Ya en la calle, los policías les ordenaron que se pusieran contra la pared y establecieron un perímetro de seguridad. Manuel M.B. y sus acompañantes mostraron una actitud desafiante y amenazaron a los agentes, con expresiones como "somos boxeadores, os vamos a romper la cabeza", según recoge la sentencia.

Puñetazo en la nuez

Cuando uno de los funcionarios estaba comprobando sus documentos, Manuel M.B. se dirigió hacia otro de los policías y por sorpresa le asestó un puñetazo en el cuello a la altura de la nuez. El tribunal considera que lo hizo con intención de matarlo o, por lo menos, siendo consciente de que el golpe podía acabar con la vida del agente.

La víctima se quedó unos instantes sin aire tras la agresión y acabó ingresando en Son Espases. Sufrió una fractura del esqueleto laríngeo con hematoma submucoso y edema de área con riesgo vital, lesiones muy graves que podrían haberle causado la muerte súbita de no haber recibido asistencia médica urgente. Estuvo hospitalizado seis días y debió someterse a tratamiento, controles de otorrinolaringología y rehabilitación de la voz por parte de un logopeda. Como secuela le quedó una pequeña hernia de hiato esofágico.

El tribunal de la sección primera de la Audiencia Provincial consideró a Manuel M.B. autor de un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de atentado contra agente de la autoridad, por los que le impuso ocho y dos años de prisión respectivamente. La sala concedió al policía una indemnización de 6.510 euros, como solicitaba su abogado. Sin embargo, en la sentencia explica que existe un daño moral que no puede cuantificarse, ya que las consecuencias de la agresión han afectado a su vida personal y profesional. Las magistradas estimaron que le correspondían 11.005 euros, pero afirmaron que no podían concederle más dinero del que solicitó su letrado.

El fallo descartó apreciar las atenuantes de embriaguez y reparación del daño. El procesado alegó en el juicio que no recordaba la agresión porque aquella noche había bebido una botella de hierbas y tomado un potente ansiolítico, pero el tribunal consideró que no existía ninguna prueba de que tuviera sus facultades mermadas cuando ocurrieron los hechos. Además, argumentó que tampoco constaba que el acusado hubiera realizado ningún ingreso de dinero para indemnizar al policía.

La defensa de Manuel M.B. recurrió la sentencia ante el Tribunal Supremo. En su alegato, argumentó que el hombre no actuó con intención de matar al policía, sino de causarle lesiones e insistió en su estado de ofuscación por el consumo de alcohol y fármacos. Por ello, solicitaba una rebaja de las penas impuestas.

La sala de lo penal del Supremo ha rechazado estos argumentos y confirmado la sentencia de la Audiencia Provincial de Palma. El alto tribunal considera que las magistradas valoraron adecuadamente las pruebas para llegar a la conclusión de la intención homicida del acusado. Destaca la declaraciones del médico forense que aseguró en el juicio que las lesiones sufridas por el agente pusieron en riesgo su vida. También se basa en el testimonio del otorrino, quien afirmó que el golpe debió de ser extremadamente violento y que de haberse producido cuatro o cinco milímetros más abajo la víctima habría muerto. Ambos consideraron que era un golpe de artes marciales.

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