"Saqué a mi mujer del agua, yo no tenía mucha fuerza. La llevé arrastrándola por la arena. La cogí para llevármela a casa. Al llegar a un punto, vi que ella estaba completamente relajada, pesaba más. Me paré, ella tenía los ojos abiertos, le tomé el pulso y no tenía. Creía que estaba muerta. En ese momento yo me rompo, todos mis sentimientos sobre mi amor habían muerto y lloro. Creo que se me cruzaron los cables. Luego cogí una piedra y le golpeé una vez en la cabeza". Dimitry U., el joven ruso de 31 años acusado de asesinar a su mujer Olha Yiuyivna Filatova, ucraniana de 39, en la playa de Son Bauló, en Santa Margalida, la madrugada del 7 de marzo de 2014, alegó ayer en el primer día de juicio ante el jurado popular que ambos acordaron suicidarse juntos en el mar.

"Fuimos a la playa para acabar con nuestras vidas", destacó durante su interrogatorio. Según su versión, habían decidido quitarse la vida desde hacía tres años, si bien el imputado ayer incurrió en varias contradicciones. "Desde hacía tres años ya pensábamos en suicidarnos en algún momento", aseguró el joven, quien justificó esta decisión por los problemas económicos que atravesaban y por la depresión que padecía su esposa tras la muerte de su padre en 2011. "Le afectó muchísimo no poder ir a ver a su madre cuando su padre murió", apuntó.

El supuesto asesino, que se enfrenta a una petición de condena de 20 años de prisión, explicó que no dejaron nota de despedida porque, llegado ese momento, lo único que querían era quitarse la vida y ya está y además no tenían a nadie a quien dejarla. Sin embargo, días después él sí escribió una carta. "Yo dejé la nota para la Guardia Civil", aclaró.

El imputado también indicó que su mujer llevaba unos zapatos de tacón para suicidarse en la playa porque eran los únicos buenos que tenía y también portaba un bolso "para morir juntos cogidos de la bolsa".

La madrugada del 7 de marzo de 2014, ambos se dirigieron a Son Bauló. "Fuimos a la playa donde no hay gente para no ser vistos. Entramos en el agua por las rocas. Elegimos la hora y el lugar donde no hay gente. Anduvimos los dos juntos cogidos del bolso. Nos separamos por las grandes olas. Una ola nos arrastró a los dos. Yo saqué la cabeza para respirar. Ella estaba a cinco o seis metros, estaba llorando. Me acerqué a ella y le pedí si salíamos del agua. Me dijo que sí. Yo entonces la saqué del agua. Las olas grandes nos golpearon, yo no tenía mucha fuerza, no podía arrastrarla", prosiguió el acusado.

Lesiones en las piernas

Dimitry U. justificó que las heridas que presentaba Olha en sus piernas, cuando fue descubierto su cadáver, posiblemente se las causó cuando la arrastraba por encima de las rocas. "Cuando la saqué del agua me parecía que ella estaba viva. Estaba llorando. La cogí para llevármela a casa. Ella perdió la conciencia. La arrastraba y le decía que todo iba a ir bien, que no se preocupara, que íbamos a casa. Yo apenas tenía fuerza. Perdí la conciencia dos o tres veces, me parece que caí al suelo", detalló el hombre, que lleva preso más de dos años.

"Sus últimas palabras fueron: 'Cuánto tiempo más puedo ser crucificada'", recordó el imputado. Luego, creyó que ella había muerto y, según su versión, se le cruzaron los cables, cogió una piedra y le golpeó una vez en la cabeza. "Le di en la cabeza con la piedra como símbolo de misericordia", recalcó. El sospechoso comparó la situación a la crucifixión de Jesús y cuando le clavaron una lanza como señal de misericordia.

El joven ruso relató que trató de reanimar a la víctima y hacerle el boca a boca. "No la asfixié. No le tapé la boca hasta asfixiarla", manifestó ante el jurado popular, contraviniendo el resultado de la autopsia, que determinó que Olha falleció por insuficiencia respiratoria por asfixia.

Una vez la mujer ya había muerto, Dimitry admitió que regresó a casa, un piso que compartía con su mujer en Can Picafort. Allí estuvo cinco días hasta ser descubierto y detenido. "Estaba en shock en casa. No limpié mis botas. Me llevé el bolso como algo automático", aseguró, sin poder explicar por qué ocultó la bolsa en un armario. El joven recordó que esos días trató de suicidarse cortándose en las manos y el cuello, o colgándose o con butano, pero no tuvo valor. Dos días después del crimen, el acusado reconoció que regresó a la playa de Son Bauló. "Yo amaba a mi mujer. No sabía qué hacer", concluyó el supuesto asesino.