Dos familias fueron desalojadas ayer de sus domicilios por el riesgo de derrumbe de una finca en la barriada palmesana de El Vivero. Los bomberos, la Policía Local y técnicos del Ayuntamiento comprobaron que algunas vigas están en muy mal estado y decidieron precintar el edificio hasta que se reformen. Al parecer, unas filtraciones de agua desde la azotea habrían deteriorado la estructura. Los afectados, siete personas en total, se realojaron por su cuenta y no fue necesaria la intervención de los servicios sociales.

Según explicaron fuentes de los servicios de emergencias, los propietarios solicitaron el año pasado que la finca fuera sometida a la Inspección Técnica de Edificios (ITE). Tras una primera revisión, los técnicos consideraron necesario realizar catas para conocer con precisión el estado del inmueble. Ayer, un aparejador examinó la estructura y detectó que algunas vigas estaban muy deterioradas y existía peligro de derrumbe.

Una de las moradoras de la finca, situada en el número 26 de la calle Cases de Son Ametler, llamó ayer por la mañana a los Bombers de Palma para alertar del riesgo. Las dotaciones de este cuerpo que acudieron al inmueble comprobar el mal estado de la estructura. Según las mismas fuentes, son viguetas cerámicas, una solución muy utilizada hace varias décadas con ladrillos y cemento que con el paso de los años da problemas de manera habitual. El antiguo propietario del edificio conserva un almacén en los bajos y achacó el deterioro de las vigas a las filtraciones de agua desde la azotea comunitaria por falta de mantenimiento.

Los bomberos comunicaron la incidencia a la Policía Local y al departamento de urbanismo del Ayuntamiento de Palma. Dos técnicos municipales acudieron al edificio y, tras revisar el estado de las vigas, concluyeron que debía ser desalojado, precintado y reformado por el peligro que corre de venirse abajo.

Las dos familias que residen en la primera y la segunda planta -el bajo está en obras- fueron informadas de que debían marcharse. La Policía Local comprobó que se instalarían en viviendas de allegados y no era necesario buscarles un alojamiento provisional. Los afectados, una pareja y su hija y un matrimonio con los padres de uno de ellos, recogieron sus pertenencias a lo largo de la mañana en presencia de los agentes y los bomberos.

El edificio quedó después clausurado hasta que se lleven a cabo las obras para subsanar las deficiencias en las vigas.