"Oí ruidos y miré por la mirilla. Salió un chico hacia el ascensor, vi a otra persona que levantaba un brazo por detrás, no sé con qué le asestó, pero el chico cayó al suelo desplomado. Lo cogió por los pies, lo arrastró hacia su piso y cerró la puerta. Dejé de mirar por la mirilla. Luego, salió a limpiar con la fregona y volvió a cerrar la puerta". Una vecina manifestó ayer en la segunda sesión del juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de Palma por el crimen de Campos que fue testigo de la agresión. La mujer dijo que no conocía al joven, pero la otra persona le pareció que era el vecino, Marcos F.P., de 54 años y acusado de asesinato, porque llevaba la misma ropa que el día anterior.

Otra ciudadana que se hallaba en el edificio de la calle Nicolau Oliver Fullana, en Campos, en casa de su hermano la mañana del 2 de mayo de 2014 también escuchó alboroto. "Escuché mucho ruido, me levanté, estaban en el rellano. Miré por la mirilla y había dos chicos dándose manotazos. Luego, había una persona en el suelo y la otra la arrastró por los pies hasta meterla dentro de casa", destacó la testigo.

La Guardia Civil comprobó que en el rellano había restos de sangre que había sido limpiada con una fregona. Los primeros agentes que entraron en casa del supuesto asesino lo encontraron sentado en un sofá, a unos cinco metros del cadáver. "Estaba en estado de shock. Balbuceaba, no hablaba claramente. Olía a alcohol", recordó un guardia. Una enfermera apuntó que estaba "tranquilo y relajado". Y un policía local detalló que el hombre les repitió "he salvado a mi mujer". Otro investigador destacó que desde un principio asumió su culpabilidad: "Decía 'he sido yo, he sido yo'. Nos dijo que tras cometer los hechos se tomó una copa de hierbas".

Los agentes manifestaron que el imputado, que se enfrenta a una petición de pena de 25 años de cárcel por asesinato con alevosía y ensañamiento, les explicó que era chantajeado y extorsionado por la víctima tras el robo de una maleta. Al registrar la casa del fallecido, los guardias hallaron esa mochila y también un vídeo de alto contenido sexual en el que el sospechoso decía que estaba enamorado del joven y que todo lo hacía libremente

El cadáver de la víctima, Rafel Gaspar Miralles Vich, de 22 años, fue hallado tumbado boca abajo con un cuchillo clavado en la espalda y sobre un charco de sangre. Llevaba dos relojes, uno del acusado, y varias joyas en un bolsillo del pantalón que también pertenecían al sospechoso. Además, en su moto los agentes hallaron más alhajas. Un conocido del fallecido recalcó que el joven estaba obsesionado con el dinero y llevaba un nivel de vida muy alto.

La mujer de Marcos F.P. señaló que, horas antes del crimen, al llegar a su casa se encontró a su esposo y a la víctima desnudos delante del ordenador. "Me dijo que saliera y me fui al pasillo. Me dijo 'hacemos un vídeo y así pagamos la deuda'", declaró la esposa, quien añadió que su marido era "un mierda, un tonto, al que la gente engañaba porque se fiaba de todo el mundo". La mujer explicó que a él no le gustaba la sangre. Por ello, no iba a las matanzas del pueblo. Pero de joven fue carnicero. Los peritos de la Guardia Civil dijeron que la primera cuchillada que recibió la víctima fue en el pecho y las otras 9 en la espalda.