Los dos guardias civiles que tomaron declaración a la mujer asesinada en Pollença cuatro horas antes del crimen, cuando acudió al cuartel para denunciar que su exmarido la acosaba y la perseguía, llegaron a la conclusión de que no se trataba de un caso de violencia machista. El brigada y el agente que atendieron a Lucía Patrascu sostienen que la víctima solo explicó su proceso de divorcio, las discusiones anteriores con el hombre y su intención de echarle de casa y negó haber sufrido agresiones. Por ello, no apreciaron ningún delito y creyeron que se trataba de un asunto civil relacionado con la separación, por lo que no se redactó ninguna denuncia. Sin embargo, los primeros agentes a los que la víctima pidió ayuda afirman que su relato era tajante: "Vengo a denunciar que mi marido me está acosando y persiguiendo. Tengo miedo y no sé lo que él es capaz de hacer".

Seis agentes y un brigada han declarado ya en la investigación interna abierta por la Guardia Civil para aclarar por qué no se activaron en ese momento los protocolos de protección a víctimas de malos tratos. De ellas se desprende que Lucía Patrascu acudió al cuartel del Port de Pollença a las seis menos cuarto de la madrugada del domingo, coincidiendo con el cambio de turno, y abordó a una patrulla que regresaba a las dependencias policiales. Estos agentes han explicado que cuando se apeaban del vehículo la mujer les dijo que quería presentar una denuncia por los problemas que tenía con su marido. Según les contó, la acosaba y la perseguía, por lo que tenía miedo. Ya en el interior del cuartel, Patrascu explicó que nunca había sufrido agresiones en España, pero sí en Rumanía, y mostró en su teléfono un mensaje en rumano que ella consideraba amenazante. Los componentes de la patrulla pidieron a la mujer que esperara en una sala y comunicaron su intención de denunciar a los agentes que entraban de turno.

El guardia que debía encargarse de la denuncia se incorporó a su puesto con más de media hora de retraso. Sus compañeros le llamaron tres veces por teléfono y cuando finalmente respondió explicó que se había quedado dormido. En esa conversación le pidieron que se apresurara, porque una mujer estaba esperando para presentar una denuncia por violencia de género, pero pensó que se trataba de una broma.

Según el relato de este agente, habló por primera con Lucía Patrascu a las 6.50, cuando la mujer llevaba ya una hora en el cuartel. Ella le explicó que quería poner una denuncia, le contó que estaba en proceso de divorcio y le aseguró que no tenía parte de lesiones ni el hombre la había agredido. Solo refirió que en los últimos meses habían discutido mucho y ella se había marchado del domicilio familiar. Patrascu, según este guardia, dijo que su pretensión era que su marido abandonara el piso, ya que ella era la titular del contrato de alquiler. Este guardia civil informó al brigada del relato de la mujer y ambos coinciden en que no apreciaron ningún indicio de que se tratara de un caso de violencia machista, sino de un litigio civil vinculado al proceso de divorcio.

El brigada sostiene que la mujer rechazó entonces presentar una denuncia y aseguró que no le había pasado nada con su exmarido. Por contra el agente asegura que la intención inicial de Patrascu era denunciar al hombre, pero al no apreciar ningún indicio de delito, le ofrecieron la posibilidad de regresar acompañada con su hijo para ver si el joven podía aportar más información.