Lucía Patrascu no tuvo la menor oportunidad de defenderse del ataque de su asesino. Ioan Ciotau le asestó cinco cuchilladas a su exesposa -dos por la espalda, otras dos en los costados y una en el pecho- que fueron mortales, tras afectarle los pulmones y el corazón. Lo sorpresivo del crimen machista del domingo en el Port de Pollença lo demuestra que la mujer no presentaba lesiones de defensa. Estas son las conclusiones que se extraen tras practicarle ayer la autopsia en el Instituto Anatómico Forense de Palma.

El informe forense ratifica la versión del crimen machista aporta por los numerosos testigos. Lucía Patrascu, de 47 años, no se esperaba en absoluto el furibundo ataque de Ioan Ciotau. Fue completamente por sorpresa.

El asesino esgrimió un cuchillo de cocina de los de mayores dimensiones para acabar con la vida de su exmujer. El cuerpo de la víctima no presentaba señales de haber sufrido agresiones previas. Solo tenía las heridas causadas con el arma blanca que le provocaron la muerte.

Respecto a la secuencia del ataque, el asesino le asestó a Lucía Patrascu las primeras cuchilladas por la espalda. Las siguientes fueron dirigidas a los costados. Una vez que la víctima se encontraba caída en el suelo, Ioan Ciotau le clavó el cuchillo en el pecho y le alcanzó el corazón.

La espeluznante escena fue presenciada por multitud de vecinos que en ese momento se encontraba en la calle Verge del Carme del Port de Pollença. De hecho, el crimen machista fue perpetrado poco antes de las once de la mañana del domingo, en el balcón de la vivienda, y a la vista de todo el mundo que acertara a pasar por el lugar o de los residentes en la zona.

Frialdad extrema

Los investigadores de la Guardia Civil se dedicaron durante toda la mañana de ayer a recabar los testimonios de las personas que presenciaron el asesinato. Uno de los aspectos que más enervó a los testigos fue la extrema frialdad del asesino. Una vez consumado el crimen, Ioan Ciotau bajó a la calle con la ropa cubierta de la sangre de su exmujer y no tuvo reparos en reconocer su autoría. "Soy el criminal. La he matado porque era una hija de puta. Que me detengan", espetó.

Después de que los vecinos denunciaran el crimen, un coche patrulla de la Policía Local de Pollença fue el primero en personarse en la calle Verge del Carmen. El asesino se entregó sin oponer resistencia. No obstante la investigación del asesinato correspondió a agentes de la Guardia Civil.

Los investigadores del Instituto Armado no le había tomado ayer aún declaración. El miércoles está previsto que sea puesto a disposición judicial en Inca.