El juez de guardia decretó ayer el ingreso en prisión de una de las supuestas cabecillas de la red de proxenetas nigerianos desarticulada esta semana en Palma e Inca. La mujer está acusada de un delito de tráfico ilegal de personas por introducir en la isla a compatriotas para luego forzarlas a ejercer la prostitución callejera. El magistrado dejó en libertad provisional a otros tres implicados tras tomarles declaración, al igual que hizo la Policía con otros tantos sospechosos.

Ayer por la mañana, los agentes trasladaron a Vía Alemania a cuatro arrestados, tres mujeres y un hombre que fueron puestos a disposición del juzgado de instrucción número 7 de Palma, en funciones de guardia. Tras los interrogatorios, el juez aceptó la petición de la fiscalía de encarcelar a una de las mujeres. Esta acusada fue conducida al centro penitencia a primera hora de la tarde.

Los siete detenidos en la operación llevada a cabo por la Policía formaban, según las pesquisas, una red que traficaba con mujeres nigerianas para obligarlas a prostituirse en las calles de Palma. Los investigadores detectaron hace dos meses la llegada a la isla de un nutrido grupo de mujeres africanas que ofrecían sus servicios sexuales en s'Arenal y las Avenidas.

Los agentes de la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsedad documental (UCRIF) averiguaron que estaban sometidas por una banda que se había hecho con el monopolio del sexo de pago en esas zonas de la ciudad. Tras varias semanas de pesquisas, los investigadores llevaron a cabo la fase final de la operación y arrestaron a cinco personas en Palma y dos en Inca, todas de nacionalidad nigeriana.

El operativo ha permitido liberar a seis mujeres que estaban siendo explotadas sexualmente. Todas fueron captadas en sus países y trasladadas en patera hasta Italia. Allí les entregaron documentación falsa para llegar a Mallorca. La banda, según la Policía, las mantenía bajo control y las amenazaba con ritos de vudú y agresiones a sus familias para evitar su huida.