Un joven mallorquín ha sido condenado junto a otras dos personas en Bélgica por participar en el homicidio de un hombre que fue degollado en un parque en Bruselas. La sentencia le impone diez meses de prisión por facilitar el arma, un cuchillo de cocina, al autor material del crimen, el novio de la expareja de la víctima, y presenciar la agresión sin hacer nada por impedirla, un papel que el tribunal considera "negligente". Los jueces han llegado a la conclusión de que ninguno de ellos tenía intención de acabar con la vida del hombre y solo pretendían darle un escarmiento por supuestos malos tratos a su excompañera.
Los hechos ocurrieron en la madrugada del 28 de junio de 2009 en las inmediaciones de la catedral de San Miguel y Santa Gúdula, en pleno centro de la capital belga, donde el joven mallorquín trabajaba como cocinero en un hotel. Aquella noche, un ucraniano de 31 años apareció malherido en un parque. Presentaba un profundo corte en el cuello y fue trasladado a un hospital en estado muy grave. El hombre no pudo recuperarse de las gravísimas lesiones sufridas y falleció poco después.
Complicada investigación
La investigación de la Policía belga para esclarecer lo ocurrido se topó con grandes dificultades. Los agentes consiguieron identificar a la víctima pero no dieron con ningún familiar suyo, por lo que las pesquisas sobre la autoría de la agresión mortal y el móvil quedaron estancadas. La Policía acabó difundiendo en los medios de comunicación belgas una imagen del hombre y apeló a la colaboración ciudadana.
El caso quedó resultó unos meses después. Los agentes arrestaron inicialmente a dos jóvenes belgas y dictaron una orden europea de detención contra el mallorquín, que tenía entonces 25 años y responde a las iniciales F.G.N., tras comprobar que ya no estaba en aquel país. El joven isleño fue detenido en noviembre de aquel año en Palma y el juez decretó su ingreso en prisión preventiva.
La sentencia establece que los tres implicados, que eran amigos y trabajaban en el mismo hotel, se pusieron de acuerdo para llevar a cabo la agresión. La víctima era el excompañero de la novia de uno de ellos -el autor material-, y al parecer había sometido a la mujer a malos tratos durante su relación y la acosaba para que volviera con él. El joven mallorquín fue el encargado de conseguir el arma, un cuchillo que cogió de la cocina en la que trabajaba, y junto a otro de los acusados vigiló la escena. Mientras, el otro implicado agredió a la víctima con el cuchillo. Los tres se marcharon sin auxiliarla ni alertar a los servicios de emergencias.
El tribunal ha llegado a la conclusión, sin embargo, de que no tenían intención de matar al hombre y que solo planearon darle un escarmiento para que dejara de acosar a la mujer. Además, ha tenido en cuenta los siete años transcurridos desde que ocurrieron los hechos hasta la celebración del juicio, que durante este tiempo los tres implicados han rehecho sus vidas y la ausencia de antecedentes penales. Estas circunstancias han provocado una importante reducción en las penas.
De esta manera, el joven mallorquín y el amigo que ayudó a vigilar la escena han sido condenados a diez meses de cárcel cada uno. El fallo les reprocha que actuaron de manera "negligente" al facilitar el arma del crimen y dejar a la víctima malherida en el parque. El autor material de la agresión, por su parte, ha sido sentenciado a cuatro años y medio de prisión.
Este acusado, según la investigación, había obtenido información privilegiada del curso de las pesquisas porque su padre es policía. Al parecer, el joven le confesó a su progenitor su implicación en el crimen y se aprovechó de ello para recibir filtraciones acerca de cómo los agentes encargados del caso iban realizando gestiones para resolver el homicidio, de acuerdo con las informaciones aparecidas en los medios belgas tras su detención.
