La red de proxenetas nigerianos desarticulada por la Policía había logrado hacerse con el monopolio de la prostitución callejera en s´Arenal y el centro de Palma. Las mujeres eran captadas en las zonas más deprimidas del país nigeriano, trasladadas a Europa en patera e introducidas en la isla con documentación falsa. La organización las sometía a un férreo control mediante amenazas con ritos de vudú y presiones a sus familias. La operación se ha saldado con la detención de siete personas -cinco en Palma y dos en Inca- y la liberación de seis jóvenes forzadas a prostituirse, aunque los investigadores mantienen abiertas las pesquisas.

La investigación, llevada a cabo por agentes de la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsedad documental (UCRIF), comenzó en marzo pasado. Los policías detectaron la llegada a la ciudad de un nutrido grupo de jóvenes prostitutas africanas que ejercían en s´Arenal y las Avenidas. Las pesquisas revelaron que detrás de estas mujeres había una organización criminal formada por ciudadanos nigerianos que estaban logrando hacerse con el monopolio de la prostitución callejera en la ciudad. Controlaban a buena parte de la oferta del sexo en esas zonas y habían desplazado a otras bandas.

Los agentes encargados del caso averiguaron cómo captaban e introducían en la isla a las víctimas, todas muy jóvenes pero mayores de edad. La red buscaba en las regiones más deprimidas de Nigeria a chicas vulnerables y necesitadas para trasladarlas a Europa con falsas promesas. Así, llevaban a las mujeres hasta el norte de África y desde allí hasta las costas italianas en embarcaciones. Una vez en el país alpino, les facilitaban documentos de identidad falsificados con las que conseguían traerlas a Mallorca.

En la isla estaban permanentemente bajo el control de la organización. Las distribuían en domicilios alquilados por los cabecillas en Palma e Inca, de los que apenas salían más que para ofrecer sus servicios sexuales en s´Arenal y el centro de la capital. Para evitar que intentaran huir o acudir a la Policía, los proxenetas las intimidaban utilizando tanto rituales de vudú como amenazas de hacer daño a sus familiares.

Tras recabar abundante información sobre el modus operandi de esta red, la UCRIF puso en marcha anteayer la última fase de esta investigación contra la trata de seres humanos para su explotación sexual. Los investigadores, junto a una veintena de agentes de la brigada de Seguridad Ciudadana, irrumpieron en tres domicilios en Palma e Inca y en dos locales vinculados a la organización, que fueron registrados en busca de pruebas.

El operativo se saldó con la detención de siete nigerianos, considerados los cabecillas de la red de proxenetas. Están acusados de delitos de pertenencia a organización criminal, trata de seres humanos para explotación sexual, favorecimiento de la inmigración clandestina y delitos relativos a la prostitución. Cinco de ellos fueron arrestados en Palma y los otros dos, en la capital del Raiguer.

La investigación ha permitido además liberar a seis jóvenes nigerianas que estaban siendo forzadas a la ejercer la prostitución callejera por los sospechosos. Estaba previsto que los acusados fueran interrogados en comisaría y puestos a disposición del juzgado de guardia mañana. La operación seguía ayer abierta y no se descartaban nuevas detenciones, explicaron fuentes policiales.