Un juzgado de menores ha condenado a dos años de internamiento y otros dos de libertad vigilada a un adolescente por someter a abusos y exhibicionismo a sus tres hermanos de cinco, diez y once años en Palma. El acusado, que tenía entonces 16 años, forzó a la mayor de las víctimas a practicarle felaciones, intentó violarla y amenazó con cortarle el cuello si se negaba. Además, mostró a los tres niños vídeos pornográficos y se masturbó ante ellos. El adolescente aprovechaba sus salidas de es Pinaret, donde estaba interno por malos tratos a su madre, para cometer los abusos sexuales.
La sentencia, confirmada por la Audiencia Provincial, relata que los hechos ocurrieron entre finales de 2012 y durante todo el año 2013. El fallo destaca el clima de "violencia intrafamiliar con negligencia física y emocional grave por parte de la madre de los menores", ya que la mujer delegó el cuidado en los abuelos y para estos "lo prioritario era atender sus propias necesidades". Así se explica que los abusos sexuales se sucedieran en el tiempo en una vivienda donde convivían cinco adultos y cinco menores sin que nadie los descubriera.
El adolescente, que tenía entonces 16 años, se masturbaba habitualmente ante sus tres hermanos pequeños -dos niñas de cinco y once y un niño de 10- y les hacía ver vídeos pornográficos en un ordenador. La principal víctima fue la hermana mayor, a la que sometió a tocamientos en los glúteos en varias ocasiones, pidiéndole mantener relaciones sexuales bajo la amenaza de cortarle el cuello. También la forzó a practicarle una felación, sujetándola de forma violenta por el pelo e intentó penetrarla analmente en otra ocasión, momento en el que fue descubierto por el abuelo paterno.
El acusado reconoció parcialmente los hechos, pero intentó justificarlos. Según su versión, sus hermanos lo sorprendieron varias veces cuando se masturbaba ante el ordenador al irrumpir por sorpresa en su habitación, que no tenía pestillo. Añadió que los episodios relatados por sus hermanos en los que les mostró el pene tuvieron lugar en un contexto inocente de juego mientras veían la serie de dibujos animado Shin Chan, cuyo protagonista exhibe habitualmente sus genitales. El adolescente trató de explicar también el momento en el que su abuelo lo sorprendió junto a su hermana, que tenía los pantalones bajados, y aseguró que estaba examinándole un grano en el culo.
El juez de menores no dio credibilidad a estas explicaciones y consideró al menor autor de un delito de agresión sexual sobre persona menor de 13 años y agravado por razón de parentesco y otro de exhibicionismo y provocación sexual. Por ellos le impuso las medidas de dos años de internamiento en régimen cerrado seguidos de otros dos de libertad vigilada. Además, deberá someterse a un programa resocializador.
La defensa del adolescente recurrió la sentencia ante la Audiencia Provincial. En su alegato, cuestionaba el relato de la principal víctima, poniendo en duda su relato y apuntando que acusó a su hermano por su mala relación. También consideraba que no era creíble que en una vivienda "pequeña" donde residían "hacinadas" diez personas nadie detectara los abusos antes. Y, finalmente, sostenía que los hechos no podían haber sucedido porque el adolescente estaba ya en ese periodo internado en un centro de menores por malos tratos a su madre. Sin embargo, el tribunal de la sección segunda de la Audiencia ha rechazado todos los argumentos del acusado y confirmado íntegramente la sentencia, agregando que era plenamente consciente de la gravedad de las prácticas a las que sometía a sus tres hermanos.
