La Audiencia de Palma juzgó ayer a un hombre de 50 años por presuntos abusos sexuales continuados a una de sus hijastras, de 12 años, a lo largo de 2013 en el domicilio en el que vivía la familia en la ciudad y también en una casa de campo a las afueras de Sineu. El acusado negó los cargos de forma rotunda ante el tribunal de la sección segunda y alegó que tenía una relación "normal" con la víctima, "como un padre y una hija". Según su versión, no sometió a la niña a tocamientos íntimos y apuntó que el Consell de Mallorca, que asumió la tutela, presionó a la menor y a su hermana para que dijeran que habían sido abusadas.

El sospechoso, además, indicó que las primeras manifestaciones de la perjudicada en las que decía que le había agarrado del pecho y de las nalgas y que le hacía daño pudieron estar motivadas al haber cogido celos porque él se dedicaba más a sus dos hijos pequeños que a sus hijastros, que eran más mayores. Según explicó, en esas fechas toda la familia vivía en el piso de los abuelos, en Palma. Eran diez personas, entre sus tres hijastros, dos hijos biológicos, su pareja, los dos abuelos, un tío y él. El acusado admitió que dormía en la misma habitación que la perjudicada y sus dos hijos biológicos en unas literas.

La víctima ayer declaró a puerta cerrada en la sala y protegida por un biombo. Su relato no fue concluyente. Recordó que su padrastro en una ocasión le tocó el sujetador pero no pudo determinar que lo hiciera con ánimo libidinoso. Poco después, fue el turno de su hermana, ahora mayor de edad, que también figura como perjudicada para la acusación particular, en representación del Consell, quien también prestó declaración a puerta cerrada. La joven negó haber sufrido abusos.

La fiscal solicitó para el padrastro una pena de cinco años de prisión por un delito continuado de abuso sexual con abuso de superioridad y parentesco. La acusación particular pidió dos años de cárcel y una multa. Mientras, la defensa reclamó la libre absolución del hombre. Su excompañera y su exsuegra le exculparon ayer y señalaron que en ocasiones dio una palmada en el trasero a la niña pero sin connotación sexual. En cambio, las psicólogas del Consell apuntaron que las menores sufrieron tocamientos y que había una negligencia gravísima emocional en el hogar. Por eso, las niñas "callaban" muchas cosas.