Un acusado aceptó ayer una pena de dos años de prisión por abusar sexualmente de forma reiterada de su sobrina de nueve años en los veranos de 2008 y 2009 en su domicilio en un pueblo en los alrededores de Palma. El hombre, español de 46 años y sin antecedentes penales, también se conformó con la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima durante un periodo de cinco años.

El sospechoso normalmente aprovechaba los momentos en los que se quedaba a solas con la menor en la piscina de la casa, en un dormitorio o bien en las literas en otra habitación, para someterla a tocamientos íntimos. Además, hacía que su sobrina le tocara también en sus genitales. Estos hechos se habrían sucedido en al menos seis ocasiones.

Ayer al mediodía, el imputado admitió los cargos y se declaró autor de un delito continuado de abusos sexuales. La magistrada del juzgado de lo penal 3 de Palma dictó sentencia 'in voce' y le impuso dos años de cárcel y la prohibición de acercarse y comunicarse con la perjudicada durante cinco años.

La juez accedió a la petición del abogado defensor que solicitó la suspensión de la pena, a lo que la fiscalía no se opuso. Así, la magistrada resolvió ayer mismo y acordó suspender la condena al acusado con la condición de que no vuelva a delinquir durante cuatro años y de que se someta a un tratamiento de reeducación de la conducta sexual. De esta manera, el pedófilo no llegará a ingresar en prisión por estos hechos. La juez tuvo muy en cuenta que se trata de un delincuente primario sin antecedentes.

Según la versión del ministerio público, los abusos sexuales tuvieron lugar en 2008 y 2009 en el domicilio del sospechoso, en una localidad ubicada a las afueras de Palma, cuando el hombre recibió a su cuñada y a su familia en casa. Entre ellos, se encontraba su sobrina, que en esas fechas contaba nueve y diez años. Los familiares pasaban unos días de vacaciones en su vivienda y en otra ocasión, al decidir instalarse en Mallorca y mientras buscaban una casa, se alojaron allí.

Durante los veranos de 2008 y 2009, el imputado, aprovechando que se quedaba con la niña a solas o en compañía de su hijo de once años, la sometía a tocamientos en la zona vaginal o hacía que ella le tocara a él. Los abusos ocurrieron en la piscina de la casa, en un dormitorio en el primer piso, en unas literas en otra habitación o, en otra ocasión, en su propio vehículo. Los tocamientos mutuos se repitieron al menos seis veces. Además de las caricias a las que sometía a la menor en sus partes íntimas, su tío se bajaba un poco los pantalones y la ropa interior para coger la mano de su sobrina con la suya y así tocarse en los genitales.