Cinco hombres fueron juzgados ayer en Palma por formar una red dedicada a realizar revisiones del gas en domicilios de Mallorca en donde supuestamente estafaban a los moradores, normalmente ancianos, a quienes cobraban precios abusivos por simples reparaciones o sustituciones de piezas en 2010 y 2011.

Dos de los imputados declararon por videoconferencia y negaron los cargos. Entre ellos se encontraba el administrador de la empresa instaladora de gas, que proclamó su inocencia. Según su versión, no conocía a los trabajadores y en 2011 estuvo de baja casi todo el año. El empresario se desvinculó de los hechos y detalló que no sabía a quién visitaban a diario en la isla. Los tres acusados restantes, que estaban presentes en la sala de vistas, también negaron haber estafado a los clientes. Uno de los trabajadores manifestó que acudían a cinco o seis casas al día y que iban en equipo. Según añadió, se desplazaban en furgoneta. Otro sospechoso destacó que la empresa no les exigía un número mínimo de revisiones y que el pasado 9 de septiembre de 2011 él no llegó a entrar en la ermita de Valldemossa. Por último, otro imputado admitió que pagaban incentivos a los empleados que eran puntuales, educados, iban bien vestidos, limpios, aseados o afeitados. La fiscalía solicitaba inicialmente para cada uno de los sospechosos tres años y medio de prisión por un delito continuado de estafa y otro de grupo criminal.

Varias de las víctimas confirmaron ayer los precios desorbitados que pagaron. Un religioso al cuidado de la ermita de Valldemossa recordó que pagó más de 700 euros después de que los revisores le cambiaran las gomas y las "alcachofas" de la cocina y el calentador. "El calentador lo estropearon y luego lo tuvimos que cambiar. Al principio nos pedían 1.000 euros. Me cohibí, cogí miedo. Eran dos empleados uniformados y me dieron el teléfono de su empresa. Les denuncié para que no siguieran estafando", indicó. Un octogenario explicó que pagó 2.500 euros por tres días y medio de trabajo. "Me tomaron el pelo pero me jugaba el pellejo. No dije nada. A lo mejor me daban una paliza", apuntó el anciano.