Fue una deliberación muy corta. De unas pocas horas. El jurado popular declaró ayer tarde por unanimidad culpable de asesinato con alevosía a Manuel O.D., el joven de 23 años que mató a hachazos en la cabeza y la espalda a su amigo, Juan Carlos B.G., en el apartamento en el que ambos residían como 'okupas' en Santa Eulàlia (Eivissa) la madrugada del pasado 3 de noviembre de 2014.

El tribunal popular hizo público su veredicto a las siete y media de la tarde en la Audiencia de Palma, después de que al mediodía acabara el juicio. Los nueve miembros alcanzaron la resolución por unanimidad al tener muy en cuenta la pericial de los médicos forenses, así como los informes de los expertos en criminalística, balística y biología de la Guardia Civil. También estimaron los datos de los repetidores de telefonía móvil, que situaban a la víctima y al acusado en la misma zona en Punta Arabí entre las doce de la noche y las dos de la madrugada del 3 de noviembre de 2014, la franja horaria en la que se produjo el crimen.

El joven escuchó el veredicto de culpabilidad con gesto compungido. Se frotó los ojos con las manos y parecía a punto de romper a llorar. El jurado, además, rechazó la posibilidad de solicitud de indulto para él y por siete votos a dos consideró que el muchacho no tenía ligeramente disminuidas sus capacidades psíquicas.

La fiscal solicitó para Manuel O.D. una pena de 20 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía y una indemnización de 210.000 euros para la hija del fallecido, 11.500 para su padre y otros 11.500 para su madre. La letrada de la acusación particular se adhirió a la petición del ministerio público, mientras que el abogado defensor reclamó la pena mínima por asesinato. El caso quedó visto para sentencia y en los próximos días la magistrada presidenta dictará el fallo.

Horas antes de la lectura del veredicto, en el turno de la última palabra el acusado volvió a proclamar su inocencia. "Yo no he tenido nada que ver con esto. Juan Carlos era mi amigo desde que vivíamos en Sevilla. Me he llevado siempre muy bien con él. Siento mucho por su familia lo que le ha pasado, sobre todo por su hija. Me hubiera gustado ayudarle en ese momento. Hubiera dado lo que fuera por estar con él en ese momento y ayudarle", insistió el sospechoso ayer al mediodía.

"Soy una persona que no expresa los sentimientos. Me lo guardo todo. Yo en Eivissa solo tenía a Juan Carlos. Para mí era mi hermano. Nunca pensé que él hubiera muerto y que le hubiera pasado todo esto", añadió.

La fiscal en sus informes destacó todas las contradicciones en las que había incurrido el acusado y subrayó todos los indicios incriminatorios. Según su versión, Manuel mató a Juan Carlos cuando este estaba acostado en la cama. El joven cogió un hacha y le asestó dos hachazos en el cráneo, sin que la víctima pudiera defenderse. Luego, el perjudicado se levantó, dio unos pasos y recibió otros tres hachazos en la espalda. Entonces, cayó al suelo, donde fue hallado al día siguiente el cadáver. Según manifestó la fiscal, Manuel estaba descalzo en el momento de cometer el crimen y, posteriormente, se calzó sus deportivas Nike blancas y pisó un charco de sangre junto al fallecido. Los investigadores encontraron la huella de su zapatilla derecha. El asesino hizo desaparecer el hacha, pero en la funda protectora los agentes hallaron restos de su ADN. "No tocó la goma protectora de forma accidental", dijo la fiscal, quien destacó otros indicios como los repetidores de telefonía.