Los forenses manifestaron ayer que el hombre asesinado en un apartamento en el que residía como ´okupa´ en Santa Eulàlia (Eivissa) el 3 de noviembre de 2014 trató de huir tras recibir dos hachazos en la cabeza cuando se encontraba tumbado en la cama. Los facultativos detallaron en la segunda sesión del juicio con jurado en la Audiencia de Palma que la víctima, Juan Carlos B.G., primero sufrió dos fuertes golpes en el cráneo y en una oreja cuando se hallaba tumbado de lado sobre un colchón, lo que le produjo dos graves heridas incisocontusas. Luego, se incorporó, se levantó e intentó huir andando, cuando fue rematado con otros tres hachazos en la espalda.

"Fue una muerte muy rápida, pero caminó", confirmaron los dos especialistas médicos, quienes apuntaron que el fallecido tenía las plantas de los pies manchadas de sangre ya que dio unos pasos descalzo sobre el suelo ensangrentado del apartamento del Club Punta Arabí. "Había marcas de su pie desnudo", indicaron.

"No encontramos heridas de defensa. Llevaba unas 10 o 12 horas muerto. Falleció entre las doce de la noche y las dos de la madrugada del 3 de noviembre de 2014", precisaron los peritos.

Los forenses explicaron que las heridas que presentaba el cadáver eran compatibles con un hacha por la longitud y porque tenía que ser un objeto con una gran masa capaz de producir esas lesiones. El arma del crimen nunca se encontró. En la funda protectora, la Guardia Civil halló restos de ADN del acusado, Manuel O.D., un joven de 23 años amigo de la víctima que vivía también como ´okupa´, que se enfrenta a una petición de condena de 20 años de prisión por asesinato.

El acusado, que negó los hechos el primer día del juicio, se mostró impasible ayer ante las imágenes del cadáver que fueron exhibidas al jurado. Solo giró la cabeza cuando aparecieron las fotografías más duras. Los facultativos destacaron que el muchacho no padece ninguna alteración psíquica en relación con el consumo de drogas. "No se evidenció ningún problema psíquico. Era plenamente consciente de lo que hacía. No estaba afectado por el consumo de drogas. No tenía alterada su personalidad", recalcaron los expertos, si bien admitieron que no se le hizo ningún análisis de consumo de estupefacientes. Los médicos tampoco apreciaron tristeza ni una gran afectación del imputado.

Por su parte, tampoco detectaron restos de alcohol ni drogas en el cuerpo del fallecido. Dos peritos confirmaron que dos huellas halladas en el apartamento fueron causadas por la zapatilla derecha del acusado.