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Emergencia

"Cuando expulsó la bola de espaguetis, respiramos todos"

Tres agentes de la Policía Local de Palma salvan la vida a una niña alemana de 9 años inconsciente y casi sin respirar en un hotel de Can Pastilla horas después de cenar pasta

Los policías locales de Palma Luis Marco, José Luque y Vicente Chicote.

La niña a la que salvaron la vida apenas respiraba cuando los tres policías acudieron a socorrerla al hotel donde se alojaba. "Cuando expulsó la bola de espaguetis, respiramos todos", afirma con alivio Luis Marco. Lo que parecía una noche de patrulla tranquila en la Platja de Palma, ya que la temporada turística no está en pleno auge, se convirtió en "la historia más angustiosa y a la vez la más gratificante estando de servicio", en palabras de Vicente Chicote. "La satisfacción con la que te marchas es indescriptible", añade el tercer héroe del martes en la Policía Local, José Luque. Los agentes de la USEI (Unidad de Seguridad Integral) estaban patrullando por la zona cercana a Llucmajor cuando el 092 les avisó de "un código rojo, es decir, una emergencia en la que corre peligro la vida de una persona", según especifican.

De inmediato encendieron las sirenas y Marco pisó el acelerador hasta la calle Bartomeu Riutort número 18, donde se encuentra el Hotel Balear, en el que estaba la pequeña, inconsciente, y los desesperados padres. Durante los siete kilómetros de trayecto hasta Can Pastilla, "los nervios estaban a flor de piel porque no sabías lo que te ibas a encontrar", relatan. La única información de la que disponían era que una niña casi no podía respirar. La madre les esperaba en la entrada del establecimiento y la víctima estaba en posición lateral en el mostrador de la recepción con el padre y las pocas personas que había en el recibidor aquel inicio de madrugada.

Todavía no habían llegado los servicios sanitarios, por lo que los policías empezaron a actuar sin dilación. "La madre, alemana, hablaba un poco de español y yo sé algo de alemán, por lo que me informó de que se encontraban durmiendo cuando ella escuchó que su hija hacía unos ruidos. Al encender la luz, observaron que estaba totalmente pálida y casi sin respirar", y alertaron enseguida a la recepción y bajaron a la niña, de nueve años.

Lo primero que hicieron los efectivos de la Local fue situar a la víctima en el suelo y hacia arriba para iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP). Marco se encargaba del boca a boca mientras Chicote controlaba el pulso, que "estaba muy débil", y Luque realizaba las compresiones, todo ello con una "coordinación absoluta" y con alternancias entre los agentes, como establece el protocolo de reanimación no instrumental. En aquel momento -"minutos en los que pierdes el sentido del tiempo y el espacio", describe Luque-, todavía se desconocía que la causa de que la niña de la familia Ohliger hubiera dejado de respirar era un atragantamiento. El estado de inconsciencia de la pequeña hacía difícil maniobrar y el ambiente en la recepción estaba alterado, con su padre "muy nervioso", según recuerdan. El progenitor quería intervenir, por lo que los agentes tuvieron que imponer su autoridad para trabajar con relativa normalidad teniendo en cuenta las adversas circunstancias.

Los tragó sin masticar

Como las constantes vitales eran débiles y apenas le entraba aire, le practicaron "una insuflación muy fuerte que provocó que ella hiciese un ademán de arcada", por lo que enseguida la pusieron en posición lateral y expulsó una bola de espaguetis "del tamaño de una pelota de golf", calcula el agente Luque.

La respiración de la afectada, que se había parado, comenzó de nuevo y ella pasó a un estado de semiinconsciencia que poco a poco volvió a la normalidad. Los demás también respiraron de alivio, aunque "al principio, los padres no reaccionaban".

Los policías supieron después que "la madre había cortado los espaguetis en tiras de unos tres dedos de largo y la hija los había tragado sin masticar, como se podía comprobar fácilmente en la bola que sacó". La tuvo en su cuerpo desde que cenaron a las 22 horas hasta que la salvaron los agentes a la una. Los Ohliger ya están de nuevo en Alemania tras unos días de vacaciones en Can Pastilla que no olvidarán.

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