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Estafa

"Nunca en mi vida me habían humillado tanto"

Dos hombres que se presentan como trabajadores de una compañía eléctrica tratan de estafar a una mujer mayor y amenazan a su empleada cuando intenta ayudar a su jefa

Elsy Febrero Castillo ayuda a María Victoria Palmer en la cocina de su vivienda.

"Nunca en mi vida me habían humillado tanto, fue horrible", dice Elsy Febrero Castillo entre sollozos. Esta trabajadora de la limpieza soportó gritos y malos tratos verbales tales como: "¡Tú cállate y limítate a hacer lo que sabes hacer!", frase que le lanzó uno de los dos hombres que se presentaron como empleados de la compañía eléctrica Gesa, pero que iban identificados como de Iberdrola. Entre otras lindezas, le soltó esta advertencia cuando Elsy intervino por primera vez ante una supuesta oferta sobre el servicio de electricidad que los comerciales hicieron a su jefa en su piso cercano al Conservatorio de Palma. "No firme nada hasta que no lo estudien sus hijos", le aconsejó la trabajadora a María Victoria Palmer, de 73 años y con una enfermedad por la que debe medicarse. La tensa y surrealista situación de una posible estafa se vivió desde el primer momento, aunque lo que hizo intervenir a Elsy fue ver cómo el empleado agresivo "le arrebató de la mano la cartilla de ahorros, porque iba muy lenta leyendo los datos", en referencia a Victoria, quien ayer estaba más calmada.

Este suceso, denunciado ante la Policía Nacional, ocurrió el martes sobre el mediodía. "Me llamaron al portero automático. Dijeron que eran de la luz y les abrí, aunque pensé que no era para mí", relata la propietaria de la vivienda. Mientras Elsy estaba limpiando la sala, los supuestos trabajadores entraron "con gran desparpajo" hasta allí, indica la mujer mayor. "Con una actitud grotesca", detalla la empleada del hogar, quien al principio se mantuvo en un segundo plano en la conversación.

Como si estuviesen en su casa, el que llevaba la iniciativa colgó su chaqueta en el perchero, se metieron ambos en el salón -pese al aviso de que estaba siendo limpiado- y el joven que hablaba sacó un cartapacio y lo puso en la mesa tratando con desprecio y sin hacer caso a la empleada, que le advirtió de que el mueble estaba recién encerado y no se podía apoyar nada.

"Que te calles"

"Le dije que guardase respeto, por favor, pero no sirvió de nada, ya que empezó a amenazarme con que me callase, una frase que luego repitió muchas veces", tal como indica Elsy y corrobora con el gesto Victoria. La propietaria no entendía el significado de lo que le explicaba el comercial de la eléctrica, aunque accedió a darle tanto el número del DNI como de la cuenta corriente del banco debido a que "le aseguró que se ahorraría 63 euros, que le serían ingresados al momento y que no podía esperar porque era el único día que estaría por la zona", especifica Elsy.

Todo le pareció muy extraño y, antes de que el joven comercial arrebatase la cartilla a la dueña, la empleada llamó a uno de sus hijos y le explicó lo que estaba ocurriendo y el descaro con el que actuaba esta gente. También preguntaron a María Victoria, de forma indirecta, si tenía otros inmuebles en propiedad y hasta trataron de ver cómo era el resto de la casa. "Respeto, por favor, guarden respeto", les insistió la trabajadora para impedirles que se paseasen por las diferentes estancias.

"No pintas nada"

Como el hijo estaba ocupado en aquel momento, esperaron su respuesta telefónica y la posible clienta no firmó nada. Durante esos tensos minutos, el hombre que llevaba la voz cantante -el otro no hablaba- soltó: "Tú aquí no pintas nada. Si trabajases para mí ya te habría despedido [...] Tú no eres nadie". Y enseñó a Elsy su billetera haciendo un abanico y presumiendo de sus tarjetas de crédito. "Ya quisieras tener lo que tengo yo", le espetó.

Cuando llamó el hijo, Roberto Arribas, advirtió de que se dirigía hacia allí con la Policía Nacional, por lo que los dos trabajadores abandonaron la vivienda tras romper el contrato y lanzárselo a la empleada de la limpieza, que empezó a llorar de impotencia por el mal trato recibido. María Victoria no pudo parar de temblar en todo el día por esta increíble historia vivida el martes.

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