Dos hombres admitieron ayer su implicación en el robo de decenas de obras de arte -tallas, estatuas, retablos y candelabros- valoradas en más de 475.000 euros en iglesias de Palma. Uno de ellos aceptó nueve meses de cárcel por participar de forma directa en los hurtos, cometidos en 2009 en templos como Monti-Sion, Sant Francesc, Sant Felip Neri o Sant Salvador de Gènova. El otro se conformó con tres meses de reclusión por encubrimiento, ya que permitió almacenar en su domicilio las obras sustraídas hasta darles salida en mercadillos de la isla o en la península. Otros dos supuestos miembros de la banda están huidos de la justicia. La Policía logró recuperar buena parte de las piezas.

El grupo aprovechaba los momentos en que los recintos religiosos estaban abiertos al público para acceder a ellos y, sin utilizar violencia ni fuerza, apoderarse de valiosas obras de arte. El primer robo se produjo el 12 de marzo de 2009 en la iglesia de Sant Nicolau, de la que se llevaron una talla policromada de un ángel de unos cien años de antigüedad valorada en 2.600 euros. A finales de mayo sustrajeron una pieza similar, del siglo XVIII, en Nostra Senyora dels Socors. Unas semanas después, el capellán sorprendió a los intrusos cuando intentaban llevarse una estatua de un ángel.

Los robos más importantes tuvieron lugar en Nostra Senyora de Monti-Sion. El 18 de agosto los ladrones se llevaron cuatro tallas de yeso de ángeles que soportaban un pilar y una cruz de madera, piezas valoradas en 18.000 euros. Cuatro días después, regresaron al templo y se llevaron cuatro retablos tallados en madera dorada y policromía, del siglo XVII y cuyo valor ascendía a 400.000 euros. Además, desaparecieron otras cuatro tallas de madera de ángeles de La Purísima, tasados en total en 18.000 euros.

Las iglesias de Sant Francesc, La Mercè y Sant Felip Neri fueron también objetivo de la banda. De ellas se llevaron candelabros de madera, tallas policromadas y bajorrelieves entre el 6 de abril y el 7 de julio de aquel año. Finalmente, el 10 de octubre accedieron a la iglesia de Sant Salvador, en la barriada de Gènova, y se adueñaron de 33 candelabros de madera valorados en 13.200 euros. La Policía Nacional detuvo a los seis presuntos miembros de la banda apenas una semana después y recuperó las piezas más valiosas, entre ellas los cuatro retablos robados en Monti-Sion y los candelabros de Gènova.

La fiscalía imputó a los seis procesados un delito de hurto agravado y otro de pertenencia a asociación ilícita, por los que reclamaba sendas penas de siete años de cárcel. Dos de los sospechosos han fallecido y otros dos están declarados en rebeldía, por lo que solo dos comparecieron ayer en el juicio celebrado en un juzgado de lo penal de Palma.

El ministerio público rebajó su petición de pena tras llegar a un acuerdo con las defensas y retiró el segundo delito. Así, uno de los procesados aceptó nueve meses de cárcel por hurto, con la agravante de reincidencia y la atenuante muy cualificada de dilaciones indebidas. Este hombre deberá además indemnizar con 59.290 euros a las iglesias en las que actuaron por las piezas que no han podido ser recuperadas. El otro procesado aceptó tres meses de cárcel por encubrimiento, ya que se limitó a permitir el almacenaje de las obras en su casa.