La Policía Nacional ha desarticulado en Palma una banda que explotaba a inmigrantes sin papeles pakistaníes. Los cinco detenidos supuestamente obligaban a las víctimas a trabajar 15 horas diarias sin descansos en varios comercios de la ciudad por sueldos de 150 euros mensuales. Los cabecillas les ofrecían la posibilidad de regularizar su situación en España, pero exigían a cambio 15.000 euros. La Policía imputa a los sospechosos cuatro delitos de trata de seres humanos, contra los derechos de los trabajadores y los ciudadanos extranjeros y favorecimiento de la inmigración ilegal.

Las pesquisas, llevadas a cabo por la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsificación documental (UCRIF), se iniciaron el pasado día 11 de febrero, según informaron fuentes policiales. Los investigadores habían obtenido informaciones sobre las actividades de un grupo que explotaba a inmigrantes pakistaníes. Según averiguaron, la red disponía de varias fruterías y tiendas de telefonía móvil en Palma cuyos empleados eran ciudadanos del país asiático que se encontraban en España de forma ilegal. Los responsables de los establecimientos, situados en las calles Metge Josep Darder, Aragón, Indalecio Prieto, Eusebi Estada, General Ricardo Ortega y Manacor, copaban el mercado, ofreciendo los productos a precios muy bajos para conseguir que la competencia se viera obligada a echar el cierre.

La investigación policial reveló además las condiciones de semiesclavitud a las que eran sometidos los inmigrantes sin papeles. Las jornadas laborales se prolongaban durante 15 horas, entre las ocho de la mañana y las once de la noche, sin ningún descanso. A cambio, percibían salarios que oscilaban entre los 150 y los 200 euros mensuales. La banda tenía a estos trabajadores clandestinos repartidos en grupos por varios domicilios de Pere Garau y Son Gotleu, a los que apenas acudían para dormir. Los agentes encargados del caso averiguaron además que los jefes de la trama exigían elevadas cantidades de dinero, que podían alcanzar los 15.000 euros, para contratarlos de forma legal y permitir así que las víctimas pudieran regularizar su estancia en España.

Desde que comenzó la investigación, la Policía ha llevado cabo en varias fases ocho registros tanto en los comercios regentados por los sospechosos como en sus viviendas. A lo largo de las últimas semanas, la UCRIF ha arrestado a cinco personas por su presunta pertenencia a la organización. Las últimas detenciones se produjeron el pasado jueves, cuando los agentes capturaron al líder de la banda, identificado como Waleed S., pakistaní de 27 años, y a un compatriota suyo de 38 años. Ambos quedaron libres el viernes por la tarde tras pasar a disposición del juzgado de guardia de Palma.