Un excapitán del yate Fortuna, la embarcación que perteneció al rey Juan Carlos, fue juzgado ayer en Palma por coacciones, descubrimiento y revelación de secretos y allanamiento de morada, por espiar a su exmujer con micrófonos ocultos en su bolso y en el coche y también a través de una webcam en su ordenador con una aplicación informática que instaló para controlarla.

El acusado, español de 49 años, reconoció los hechos durante la vista oral, pero no se conformó con las penas que solicitó la fiscalía y la acusación particular. El ministerio público rebajó ayer su petición de condena y reclamó dos años de cárcel al apreciar las circunstancias atenuantes de reparación del daño y alteración psíquica, ya que el hombre padece un trastorno obsesivo compulsivo de rasgos celotípicos. El letrado de la acusación particular solicitó seis años de prisión y, alternativamente, cinco años y medio. Por su parte, el abogado defensor, quien alegó que su cliente sabía lo que hacía pero que no se pudo contener, pidió una pena de multa y cinco meses de cárcel al apreciar también las atenuantes de dilaciones indebidas y colaboración con la justicia. Así, el juicio se centró en discutir las atenuantes y agravantes del caso, después de que el excapitán reconociera los hechos. El hombre controló de forma absoluta a su exesposa, tras el divorcio, y la espió con micrófonos ocultos, una webcam, la persiguió, telefoneó y accedió a sus contraseñas de internet de noviembre de 2012 a abril de 2013.