Caso Abierto - Diario de Mallorca

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Tribunales

Condenado a 18 años por asaltar dos casas armado y retener a los moradores

El atracador amenazó a las víctimas con un cuchillo y un destornillador y a una de ellas la ató en Palma

El atracador condenado, de 43 años (izquierda), junto a los dos receptadores, en el juicio.

La Audiencia de Palma ha condenado a 18 años de prisión a un hombre por asaltar dos domicilios de la ciudad armado con un destornillador y un cuchillo con los que amenazó y retuvo a dos moradores que le sorprendieron ‘in fraganti’ en abril de 2015. El imputado, de 43 años, que negó los hechos durante el juicio e incluso incriminó a un amigo preso que falleció el pasado 1 de enero en su celda en el centro penitenciario de Palma, ha sido declarado autor de un delito de robo con fuerza en casa habitada en grado de tentativa, dos robos con violencia e intimidación con uso de arma, una detención ilegal y tres faltas de maltrato, lesiones y estafa.

El tribunal de la sección primera ha impuesto las mismas penas que solicitó la fiscalía al considerar que son “correctas y ponderadas” a las circunstancias del acusado y al tener en cuenta la gravedad de los hechos enjuiciados.

La sala ha sentenciado también a dos receptadores, que colaboraron con el atracador y reconocieron los cargos en la vista oral, y fija para ellos 15 meses y ocho meses de cárcel, respectivamente. La pareja acudió a un establecimiento de compraventa de oro de Palma donde vendió parte de las joyas que había robado el asaltante el día anterior.

Según se declara probado en la sentencia, que aún no es firme, los hechos ocurrieron el 16 de abril de 2015, sobre las cuatro y media de la tarde, cuando el principal imputado, que es reincidente al contar con otras condenas por robo, accedió a un edificio de la calle Antonio Mus, en Palma. En el rellano, arrancó parte del marco de la puerta de un domicilio con la intención de entrar y robar, si bien su plan se vio frustrado porque la vecina de enfrente le descubrió.

Al verse sorprendido por la moradora, que abrió la puerta, él aprovechó para darle un fuerte empujón hacia el interior de su piso y se introdujo en él esgrimiendo un destornillador que dirigió hacia el pecho de la víctima. Le exigió que le diera todo el dinero y el oro que tuviera y amenazó con matarla. Para evitar ser reconocido, se tapó la cabeza con un chal que encontró en la casa, pero, pese a ello, la perjudicada apreció su nariz aguileña y sus finos labios. El asaltante la obligó, siempre con el destornillador en la mano, a que abriera los cajones y armarios y le entregara los efectos de valor. Tras revolver la casa, se apoderó de joyas, un teléfono y ropa y dejó a la moradora encerrada en su vivienda, quien sufrió una crisis de ansiedad. Al día siguiente, los dos receptadores vendieron parte de las alhajas en un establecimiento de la ciudad.

Una semana más tarde, el 23 de abril, a las seis de la tarde, el atracador, ataviado con una gorra, sudadera, guantes, braga y gafas de sol modelo aviador, accedió a otro inmueble de la calle Pons, en Palma. Cuando registraba la casa, fue sorprendido por un joven, el hijo de los propietarios. El asaltante le exigió el dinero, oro y objetos de valor amenazándole con un cuchillo. Durante una hora, ambos recorrieron la vivienda y el sospechoso le pidió por la caja fuerte. Luego, le maniató a la pata de una cama con un cable de teléfono y le exigió la contraseña de su tarjeta de crédito. El asaltante deambuló 20 minutos más y robó joyas, relojes, un ordenador, teléfonos y una cubertería de plata. Dejó a la víctima atada y huyó. Esa noche trató de sacar dinero en un cajero pero no pudo porque la tarjeta había sido ya anulada.

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