Cinco de los seis acusados de una decena de atracos e intentos de robo cometidos en domicilios de Mallorca entre agosto de 2011 y enero de 2013, en varios de los cuales utilizaron un fusil militar de asalto para intimidar a las víctimas, han admitido hoy los hechos ante el tribunal.

En el juicio que ha comenzado esta mañana ante la sección primera de la Audiencia de Palma, los acusados han relatado cómo vigilaban las viviendas o a las personas a quienes iban a robar, planificaban los asaltos con varios días de antelación y los cometían utilizando el fusil de asalto y una pistola, cubriéndose las caras con pasamontañas y vestidos con ropa oscura o militar.

Además amenazaban con matar a los moradores de las viviendas que asaltaban, los ataban con bridas y los amordazaban y en varios casos huyeron en sus vehículos. En uno de esos vehículos robados, arrancaron la tapicería para eliminar posibles restos de ADN que permitieran identificarlos.

El fiscal les acusa de hasta diez robos, varios cometidos en casas habitadas y con uso de armas de fuego, así como de delitos de detención ilegal, tenencia ilícita de armas y depósito de armas prohibidas y de guerra, y pide condenas que suman 540 años de cárcel entre los seis.

Es previsible que al final del juicio la Fiscalía rebaje las peticiones de pena al tener en cuenta la confesión y reparación del daño que han realizado varios de los acusados.

Han admitido que cometieron robos en las urbanizaciones de Puig de Ros en Llucmajor, Son Gual de Algaida, y Costa den Blanes en Calvià, así como en Campanet, Palma y Santa Maria.

En una de las viviendas robaron dos veces, ambas de madrugada, con los moradores dentro de la vivienda, y en ambas ataron y amenazaron al matrimonio con un fusil.

En el asalto a una finca, obligaron al propietario a darles las llaves de otra vivienda, bajo amenazas de matar a su mujer y su hijo si no lo hacía. Tras dejarlo atado y amordazado, le robaron el coche y se trasladaron a la otra vivienda, donde atacaron a su mujer y también le robaron.

Una de las víctimas fue una mujer embarazada que sorprendió a los asaltantes al llegar a su casa acompañada de un bebé. La obligaron a llamar a su marido, dueño de una joyería, para que fuera a la vivienda y cuando llegó le robaron la recaudación de 17.000 euros.

Cuatro de los acusados han sido militares en el regimiento Palma 47, en la antigua base General Asensio, y dos han participado en misiones internacionales.

Uno de ellos, para quien el fiscal pide 91 años de prisión y que ha dicho estar "muy arrepentido" de lo ocurrido, ha achacado su conducta al estrés postraumático crónico derivado de aquellas misiones: "A raíz del tipo de trabajo que he llevado he visto la muerte de cerca varias veces, y cuando pierdes el respeto a tu propia vida pierdes el respeto a todo lo demás", ha asegurado.

"Hay un embotamiento emocional, dejas de sentir, sientes que tu vida no vale nada y al final te da igual todo. (...) Mi vida estaba completamente en ese agujero, perdí el contacto y mi sistema de valores se fue al garete", ha respondido a la presidenta del tribunal cuando le ha preguntado por qué cometió los asaltos.

Otros dos han justificado los robos por las necesidades económicas que pasaban. "Por dinero", ha respondido uno de ellos. "Por mi mala situación económica, me iba todo mal, estaba totalmente ido", ha afirmado otro. Un tercero ha señalado que "fue una irresponsabilidad y una falta de criterio".

Dos de los acusados han apuntado a un tercero como cabecilla, ya que era "el único que tocaba el fusil", quien decidía "los objetivos", planificaba los asaltos y lo tenía "todo controlado"

El señalado como líder ha admitido en su declaración que él fijó algunos de los objetivos y que junto a otro de los acusados fueron los que promovieron hacerse con un depósito de armas y crear el grupo, pero ha recalcado que había "distribución de tareas".

Ha detallado además que la información para varios golpes la obtuvo de un vigilante de seguridad con el que compartía afición por las miniaturas y el Scalextric, de quien la obtuvo porque era "bastante hablador". "Yo le manifesté que tenía un equipo que se dedicaba a estas cosas y me fue dando información de los sitios. Le dije que tenía gente que robaba y que si tenía conocimiento de algo que me lo dijera", ha precisado.

El supuesto informador ha negado tener ningún tipo de relación con los robos si bien ha admitido haber comentado cosas de su trabajo de manera "distendida" e informal con el cabecilla, pero sin detalles concretos.

Además de haber trabajado como vigilante en una de las casas donde robaron, el guardia que está acusado fue pareja de la hija de una de las víctimas, también mantuvo una relación sentimental con una empleada de los joyeros atracados y residía cerca de otra de las víctimas. Además era vigilante en un centro comercial donde atacaron a la gerente de un restaurante de comida rápida del que intentaron sin éxito robar la recaudación.