Dos pescadores encontraron ayer el cadáver de un hombre en aguas de Llucmajor. Su avanzado estado de descomposición hizo imposible determinar siquiera su edad aproximada, por lo que será necesario recurrir a las pruebas de ADN para tratar de identificarlo. La Guardia Civil espera que la autopsia, prevista para hoy, revele cómo falleció y permita avanzar en las pesquisas. Los investigadores no descartan que el cuerpo proceda de fuera de Mallorca y acabara en la isla arrastrado por las corrientes marinas.

Hacia las diez menos cuarto de la mañana, dos pescadores que navegaban en una barca a unas dos millas al sur del cabo de Regana, entre Cap Blanc y Cala Blava, avistaron un cuerpo flotando en el mar. Los testigos alertaron de inmediato a los servicios de emergencias, que se movilizaron enseguida.

Una embarcación del Servicio Marítimo del instituto armado se desplazó al lugar, aunque finalmente se optó por recuperar el cadáver a bordo de una lancha del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS). Los agentes trasladaron entonces el cuerpo hasta el club náutico de s'Arenal de Llucmajor. El hallazgo fue comunicado al juzgado de instrucción número 8 de Palma, que se encontraba en funciones de guardia.

La Policía Judicial de la Guardia Civil de Llucmajor y un médico forense se desplazaron al club náutico para examinar el cuerpo. Según pudieron comprobar, su estado de descomposición era muy avanzado, por lo que todo apunta a que llevaba varias semanas o incluso meses en el agua. Pese a las dudas iniciales, sí pudieron confirmar que se trataba de un hombre aunque fue imposible determinar de qué edad. Tampoco se encontraron indicios suficientes para concretar la causa de la muerte ni documento alguno para identificarlo.

Aunque en un primer momento se barajó la posibilidad de que se tratara del kayakista desaparecido entre Eivissa y Formentera a principios de enero, está hipótesis quedó prácticamente descartada al comprobar que el cuerpo vestía unos pantalones de calle.

A primera hora de la tarde, empleados de la empresa funeraria trasladaron los restos al Instituto de Medicina Legal de Palma, donde está previsto que hoy se practique la autopsia. Además de intentar averiguar cómo falleció el hombre, el estudio de los restos podría servir para tratar de acotar su edad y obtener información sobre su procedencia. La Guardia Civil no descartaba que el cuerpo hubiera llegado a Mallorca desde algún otro punto del Mediterráneo tras permanecer varios meses a merced de las corrientes marinas, ya que en principio las características no coinciden con las de ningún desaparecido en la isla. También se tratará de encontrar algún rasgo característico, como tatuajes o manchas de la piel, que puedan contribuir a estrechar el cerco.

Durante la necropsia se extraerán además varias muestras del cadáver a fin de obtener su ADN y cotejarlo después con las bases de datos internacionales de familiares de desaparecidos en busca de alguna coincidencia que permita certificar su identidad. Fuentes de la Guardia Civil señalaron que el proceso es lento y que las muestras deben ser remitidas a un laboratorio especializado de la península, por lo que los resultados tardarán semanas en conocerse.