Un hombre de 69 años negó ayer haber sometido a su hija discapacitada a violaciones y abusos sexuales cuando era menor de edad en Manacor. El sospechoso rechazó durante el juicio celebrado en la Audiencia la tesis de la fiscalía, que pide para él diez años de cárcel por aprovecharse del retraso mental de la víctima para mantener relaciones con ella. La chica había sufrido ya violaciones por parte del padre de una amiga, condenado a 21 años de prisión por aquellos hechos. Ayer se acogió a su derecho a no declarar contra su progenitor.

Los hechos ocurrieron, según la acusación, entre julio de 2003 y febrero de 2004, cuando la chica tenía 14 años. El fiscal sostiene que durante aquellos meses sometió a su hija a diversos episodios de abusos sexuales y que en al menos tres ocasiones mantuvo relaciones completas con ella, valiéndose de la discapacidad del 33 por ciento de la menor. El procesado negó una por una todas las acusaciones. "No le mostré los genitales, ni la penetré, ni le dije que no explicara nada a su madre. Nunca entré en su habitación ni en el cuarto de baño cuando ella estaba. No sé por qué explicó eso. Tenemos una buena relación", replicó a las preguntas de la fiscalía.

La víctima no quiso relatar los hechos ante el tribunal, acogiéndose a su derecho a no declarar contra su padre. Una actitud que, según contaron los técnicos y psicólogos que la atendieron, ya adelantó al explicar lo ocurrido por primera vez. "Dijo que [los abusos] habían ocurrido, pero que lo iba a negar porque no quería que su padre fuera a prisión y su madre quedara desprotegida, supongo que en el plano económico", explicó uno de estos testigos.

El terapeuta que trató a la víctima contó que comenzó el tratamiento con ella en 2003 a raíz de las violaciones que sufrió por parte del padre de una amiga, vecino suyo y que acabó condenado a 21 años de cárcel por abusar de ambas menores. Durante este tratamiento, la víctima relató que también su padre la había sometido a esas prácticas. "Contó diferentes abusos, en varios momentos y de diferentes intensidades. Su testimonio cumplía la mayoría de criterios para ser creíble. Ofrecía muchos detalles; no se podía oponer porque estaba totalmente condicionada", señaló. También este perito detalló que, en 2006, ya bajo la tutela del Consell, la víctima aseguró que "nunca hablaría de eso, que lo negaría todo y que cuando cumpliera 18 años se iría a vivir otra vez con sus padres". "Tiene un conflicto de intereses muy grande, está en la paradoja de saber que ocurrió pero no contarlo", concluyó.

Tanto la fiscalía como el letrado del Consell, que ejerce la acusación particular, reclamaron al concluir la vista diez años de cárcel para el hombre. La defensa solicitó la absolución al entender que no hay prueba de cargo y, en caso de condena, que se aplique la atenuante de dilaciones indebidas.