La Audiencia de Palma juzgó ayer a un joven por presuntamente violar durante siete años a su hermanastra en los dos domicilios en los que residieron junto a su familia entre 1997 y 2004 en la ciudad, cuando la víctima contaba entre cinco y doce años. El procesado negó ayer de forma tajante ante el tribunal haber abusado o forzado a la menor y tampoco pudo dar una explicación convincente del motivo por el que la perjudicada le denunció. Mientras, su hermanastra confirmó el calvario que sufrió en esas fechas al ser sometida a repetidas prácticas sexuales obligada por el acusado. Según su versión, no desveló su situación durante los primeros años porque no "tenía fuerza para denunciar" y "tenía miedo de que la familia se rompiera". "No lo contaba porque me sentía amenazada", aseguró la joven a la sala.

Dos psicólogos indicaron ayer que el relato de la víctima era creíble y compatible con una situación de abusos sexuales. Los peritos destacaron la relación de ambivalencia que había, ya que el acusado era una persona muy cercana de su entorno al ser su hermanastro y, por ello, ella le quería porque era de su familia, pero también le odiaba por todo lo que le había hecho. "Tenía el peso y la carga de ser natural con él y también el rechazo que ella sentía", apuntó una de las especialistas. La psicóloga explicó que la perjudicada tuvo que "elaborar estrategias" durante todos esos años para poder convivir con esa situación. Según detalló, la menor padeció un trastorno de estrés postraumático crónico de carácter leve debido a las vivencias a las que fue sometida, es decir, a los tocamientos lascivos, felaciones y masturbaciones que se vio obligada a realizar. "Ella se sentía coaccionada", precisó la perito.

Pese a que el imputado negó ser el autor de los cargos, tres familiares suyos recordaron que él les reconoció que no sabía por qué lo había hecho. "Dijo que no sabía por qué lo había hecho", subrayó su cuñada. "Le llamé, se echó a llorar y me dijo que no sabía lo que hacía", explicó su madre. Incluso, su antiguo jefe recalcó que lo admitió ante él: "Me dijo que tuvo una disputa familiar. Me confesó que había realizado tocamientos a su hermana hacía muchos años. Me llamó la atención porque solo estaba preocupado por su puesto de trabajo y no por este problema".

La fiscalía pidió ayer una pena de nueve años de prisión y 12.000 euros de indemnización por un delito continuado de abusos sexuales con acceso carnal, mientras que la acusación particular reclamó catorce años de cárcel. La defensa solicitó la absolución.

El procesado negó haber desnudado a su hermanastra y haberla violado. "No entiendo por qué me ha acusado, si será por los celos porque me ponían de ejemplo de hermano mayor", apuntó.

La víctima ratificó que fue abusada desde los 5 a los 12 años: "Me obligaba a hacerle felaciones y masturbarle. Me desnudaba y me tocaba cada semana en cualquier rincón de casa. Yo era tan pequeña que no sabía lo que era normal. Una vez me puso una película porno. Luego se disculpó. Tuve problemas en mis relaciones".