"Me comieron el coco, todo el dinero que di fue para proteger a mi hijo, por la angustia de que le pudiera pasar algo malo y morir. Mi relación con ellos era de una gran amistad. Eran como mi familia. Tenía plena confianza en ellos en todo lo que me decían. Yo creía en sus dones, creía en ellos. Me dijeron que el 14 de octubre de 2014 moriría mi hijo". La mujer estafada presuntamente por cuatro falsos curanderos en Palma a lo largo de 2013 y 2014 con rituales para salvar y proteger a su hijo, de cinco años, tras hacerle creer que le acechaba una sombra maligna, aseguró ayer en la Audiencia de Palma en la segunda sesión del juicio que su marido y ella se arruinaron. El matrimonio pagó más de 223.000 euros a los sanadores, que se inventaron un chat de WhatsApp con chamanes y ángeles protectores, además de hipotecar su casa y pedir préstamos, que generaron unos intereses de 64.497 euros.

La fiscalía ayer mantuvo su petición de condena de 32 años de prisión y rebajó la indemnización a 287.500 euros para los cuatro acusados por un delito continuado de estafa agravada. Mientras, la acusación particular continuó reclamando 13 años de cárcel para cada uno de los imputados por el fraude y por pertenencia a grupo criminal. Por su parte, las defensas solicitaron la absolución.

El caso quedó ayer al mediodía visto para sentencia en la sección segunda. En el turno de la última palabra, la principal sospechosa, considerada la "maestra espiritual", que permanece presa junto con su esposa desde abril de 2015, pidió perdón a su familia. "Quiero pedir perdón a mi familia por el daño causado. No está bien perder la cabeza por nadie. Ella me dio todo lo que mi mujer no me daba. Pido perdón a mis suegros, mis hijos, mi mujer y mis cuñados", indicó la falsa curandera, volviendo a hacer referencia a una supuesta relación sentimental con la denunciante.

La víctima negó tajantemente esta relación. "En ningún momento tramamos sacarle el dinero a mi marido. Yo no le regalé ningún anillo a ella. Ni lo compré. Como lo iba a comprar si no tenía dinero ya ni para dar de comer a mi hijo", lamentó la afectada.

La otra acusada, esposa de la primera, quienes vivían en Consell y ahora están en la cárcel, se desvinculó del entramado: "No sabía nada de toda esta historia. Llevo nueve meses en prisión sin ver a mis hijos por algo que no he cometido". Su hermano, también imputado en la causa, concluyó: "No he cobrado nada ni les he pedido dinero. Estoy en la ruina. He perdido mi trabajo".

Los policías del Grupo de Delincuencia Económica manifestaron que detectaron muchos movimientos bancarios, entrada de dinero en diversas cuentas de las sospechosas y múltiples pagos en comercios de Palma, pese a que las imputadas no tenían ningún medio conocido de vida. Dos agentes destacaron que al registrar la vivienda de Consell hallaron "una especie de altar con chacras, budas, cuarzos y otros efectos".

Un testigo, amigo de los acusados, declaró que un día de verano vio a la principal imputada paseando de la mano por Palma con la denunciante. Por otro lado, otra mujer explicó que estuvo a punto de pagar 20.000 euros a la falsa curandera porque le dijo que sus hijos tenían un "aura gris" e iban a morir.

La perjudicada señaló que tenía una gran confianza con el matrimonio acusado porque sus hijos eran compañeros del colegio y se veían mucho. "En una cena en casa nos comentaron que tenían dones, pero tenían miedo a decirlo por si no estábamos preparados", apuntó. "Él nos pintó la casa para limpiarla de las energías. En diciembre de 2012 se tiró al suelo, como una posesión y dijo que le había absorbido una sombra negativa", recordó. En esas fechas, su hijo al salir de la ducha les dijo que hablaba con unos niños y se asustaron. "Nos dijeron que alguien había pagado para hacerle daño al niño, que estaba en peligro y que lo teníamos que proteger. Nos empezaron a pedir dinero para las protecciones y nos hablaron de sus ángeles. Nos controlaban. En Orient hicieron un ritual", destacó.