La fiscal y la acusación particular mantienen que los acusados llevaban un elevado tren de vida, con múltiples compras en grandes superficies comerciales pese a que ninguno de ellos trabajaba. Solo una sospechosa estaba entonces empleada en un supermercado. Ella y su marido hicieron un viaje a Disney con sus hijos e incluso compraron dos coches en un mes. La pareja justificó estos gastos al indicar que el padre de ella había hecho una hucha para que sus nietos pudieran visitar el parque de Disney y los vehículos los compraron con el dinero que tenían ahorrado al haber cobrado varias indemnizaciones por accidentes de coche. Todos negaron tener poderes en la vista. Sin embargo, un testigo, amigo del grupo con el que salían, dijo que ellos decían que poseían dones curativos.