El presunto asesino de es Fortí duerme ya entre rejas. Miguel Antonio R. P., el joven de 23 años detenido el pasado jueves por matar a golpes en la cabeza y la cara y estrangular a Esperanza F. F., de 45, cuyo cadáver fue descubierto el día anterior por la mañana después de que el sospechoso supuestamente pegara fuego también a su casa, ingresó ayer al mediodía en la cárcel de Palma por orden judicial acusado del crimen. La magistrada de guardia de la ciudad acordó prisión provisional sin fianza para él por los delitos de homicidio, incendio y robo con violencia en casa habitada. El muchacho, que conocía bien la finca de viviendas de la calle Port de Cariño propiedad de la fallecida ya que tiempo atrás había vivido allí y actualmente todavía reside su abuelo en uno de los pisos, declaró ayer que no recordaba lo sucedido. Según su versión, la noche del crimen había consumido alcohol y drogas.

El arrestado, natural de Colombia y con nacionalidad española ya que desde bebé se ha criado en España, admitió ayer en el juzgado que tenía problemas con las sustancias estupefacientes. Alegó que tomaba drogas de forma habitual. Al ser interrogado sobre la autoría del homicidio, negó los cargos. El joven respondió con evasivas y dijo que no se acordaba de los hechos.

La Policía Nacional le intervino durante las pesquisas una prenda de ropa que presuntamente estaba manchada con sangre de la víctima. El supuesto homicida no pudo dar una explicación ni aclarar por qué su jersey estaba ensangrentado. Además, la Policía Científica cuenta con más pruebas que le sitúan en la escena del crimen, la planta baja ubicada en el número 14 de la calle Port de Cariño, en Palma.

El sospechoso, que tiene antecedentes policiales, se mostró cabizbajo y parecía desorientado en el momento de su comparecencia en los juzgados de Vía Alemania. El joven, con la mirada perdida, arrastraba uno de sus pies cuando caminaba con sus botas sin cordones.

La médico forense de guardia le visitó y determinó que el detenido se encontraba en condiciones de prestar declaración.

Media hora declarando

Miguel Antonio R. P. entró en el despacho judicial para ser interrogado ayer a la una del mediodía. Estaba presente su abogada, el fiscal y la magistrada del juzgado de instrucción número 10 de Palma, en funciones de guardia. El muchacho prestó declaración durante media hora, pero no aclaró ningún detalle del crimen. No reconoció los hechos y se mostró dubitativo. En varias ocasiones respondió diciendo que no recordaba o que no sabía nada. Se parapetó en que había bebido y se había drogado.

Pese a sus evasivas, la fiscalía, basándose en las pruebas recabadas por el Grupo de Homicidios, pidió que fuera encarcelado por tres delitos: homicidio, incendio y robo con violencia en casa habitada. La juez accedió y lo envió a prisión. La Policía Nacional sospecha que la víctima le abrió la puerta de casa porque ambos se conocían. Una vez dentro, él supuestamente la atacó, le propinó una paliza y la estranguló para luego robarle. Al final, pegó fuego a la casa con el cadáver dentro para dificultar las pesquisas y regresó al piso de su abuelo.