Una anciana se encontraba hace unos días junto al mercado de Santa Catalina cuando una mujer se hizo la encontradiza y la saludó como si la conociera de un supuesto curso de rehabilitación. La atónita víctima se quedó paralizada mientras la embaucadora le abría el pañuelo y le daba un supuesto masaje cervical en el cuello. Al poco tiempo, la timadora le volvió a anudar el pañuelo con el supuesto pretexto de que no se enfriara y se marchó del lugar sin más. La supuesta buena samaritana que trataba de proporcionar bienestar a la mujer de edad avanzada con un masaje en plena calle era, en realidad, una ladrona con unos dedos sumamente habilidosos. De hecho, la sorprendida anciana tardó en reaccionar. Al cabo de un rato se percató de que el collar que llevaba le había desaparecido.
Asaltos en La Vileta
Las ancianas han sido las principales damnificadas esta pasada semana de gran parte de las actividades delictivas. Así, en el barrio palmesano de La Vileta dos ladronas se dedicaban estos días a patrullar las calles en un coche hasta que conseguían fijar un objetivo. Una vez fijada la siguiente víctima se acercan a ella en el vehículo. Siempre se trata de mujeres de edad avanzada. Cuando se encontraban a escasa distancia, le arrebatan el collar que portaban las ancianas en el cuello de un fuerte tirón y pisaban a fondo el acelerador para emprender la huida a toda velocidad. En uno de estas fechorías, las perlas de un colgante quedaron esparcidas por la calle.
Un robo miserable
Mientras, en el barrio palmesano de es Fortí otra anciana sufrió un robo miserable. La víctima tenía por costumbre darse un breve paseo cada día hasta un establecimiento de comidas preparadas antes de regresar a su domicilio. Al tratar de abrir el portal tuvo serios problemas. El bastón y la comida le impedían buscar la llave para abrir la puerta. La mujer dejó las bolsas en el suelo y cuando consiguió abrir las viandas se habían volatilizado. Un exiguo botín de macarrones y pollo con los que se iba a alimentar le sustrajo un desalmado.
Un servicio conjunto
Bombers de Palma y la Policía Nacional están acostumbrados a realizar servicios conjuntos para atender al ciudadano con la máxima celeridad y eficacia. Cada uno aporta su experiencia y el material de que disponen para minimizar el tiempo de ante un peligro. Un nuevo ejemplo de la enésima colaboración entre los dos Cuerpos se dio esta semana en el barrio palmesano de Nou Llevant. Un hombre amenazaba con quitarse la vida. Los bomberos se movilizaron hasta el lugar con una autoescala. Mientras, agentes del Cuerpo Nacional de Policía usaron la escalera para acceder a la vivienda a través del balcón. Una vez en el interior, consiguieron convencer al hombre para que abandonara sus ideas suicidas.
Sillas ruinosas en el juzgado
La mayoría de las sillas del juzgado de guardia se encuentran en un estado lamentable. Hasta el punto de que para muchos de los funcionarios que permanecen allí largas horas se ha convertido en un auténtico suplicio. Este mobiliario de oficina se encuentra, en la mayor parte de los casos, sucio, roto son inestables o simplemente se caen cuando alguien tiene el infortunio de sentarse encima. Las quejas de los empleados públicos son frecuentes y han hecho a las organizaciones sindicales partícipes de su malestar. Hasta el momento todo ha caído en saco roto. Algunos funcionarios han tomado una determinación para sobreponerse a la suciedad perenne en estas sillas y poder hacer su trabajo con normalidad: traer bolsas de plástico de sus casas para forrarlas.
Una sala lúgubre
Los problemas en el juzgado de guardia no solo se circunscriben al calamitoso estado de las sillas. La sala donde se toma declaración a los detenidos tiene un aspecto entre lúgubre y fantasmagórico. Los desconchones y la pintura desprendida es algo común y las cortinas están desprendidas y permanentemente descolgadas. Una imagen verdaderamente tercermundista y tenebrosa de la administración de justicia en Palma.
Arte en prisión, muros convertidos en lienzos
El Centro Penitenciario de Palma se ha convertido en un modelo a escala nacional sobre la cantidad de cursos que se ofrecen a los reclusos para facilitar su reinserción. Buena prueba de ello ha sido la destreza en las artes plásticas que han demostrado algunos reclusos para convertir algunos de los fríos muros de la prisión en lienzos con pinturas dedicadas a motivos animales.
