Caso Abierto - Diario de Mallorca

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Tribunales

Condenado a dos años por maltrato psíquico habitual a su mujer discapacitada

El acusado, que conoció a la víctima con 15 años en un colegio de Palma siendo él su profesor, la humillaba e insultaba diciéndole "subnormal, idiota"

El juicio contra el maltratador se celebró a puerta cerrada en la sede de Vía Alemania, en Palma. b. p.

Un juzgado de Palma ha condenado a un hombre a dos años de prisión por un delito de maltrato psicológico habitual en el ámbito familiar por someter durante años, especialmente durante los últimos cinco de matrimonio, a su mujer discapacitada a un desprecio reiterado con insultos como "imbécil, idiota, ignorante, analfabeta, cateta, no sirves para nada, no sabes nada, no sabes hacer nada" y otros como "subnormal" o "vaga, siempre estás durmiendo", además de controlar todos sus actos y no permitirle realizar actividades diarias como ir al médico, llevar al colegio a sus hijos, trabajar, estudiar o ir al banco. Estos hechos se sucedieron en el domicilio familiar en presencia de los tres hijos menores de la pareja, de corta edad, desde 2008 hasta que la víctima, con una discapacidad física y psíquica del 53%, rompió la relación sentimental y se marchó de casa, en abril de 2013.

El magistrado destaca en la sentencia, que aún no es firme, la gravedad de los hechos, ya que el acusado, que conoció a la perjudicada en un colegio de Palma cuando ella era su alumna y contaba 15 años y él era su profesor, de 31, sometió a la víctima a una situación de "terror doméstico". El juez subraya que se trata de "otra forma de terrorismo", ya que la perjudicada se hallaba angustiada, estresada, con llantos, con un temor reverencial enorme que anulaba su personalidad y su libertad, y le impedía dar el paso de denunciar los hechos por miedo a represalias.

Además, las humillaciones e insultos eran presenciados por sus tres hijos menores, quienes actuaron por mimetismo y, al escuchar los reiterados desprecios de su padre a su madre, ellos también repitieron los mismos insultos.

El magistrado del juzgado de lo penal 4 de Palma concluye que en la casa donde residía esta familia "se vivía una situación de terror, miedo y angustia", provocada por los continuos enfados del acusado, que derivaban en situaciones de menosprecios, humillaciones, vejaciones e insultos hacia su entonces esposa, con palabras como "ignorante, cateta, subnormal, no sabes nada", expresiones que "son más hirientes y ofensivas si se tiene en cuenta que la víctima es la mujer del acusado y que sufre una discapacidad".

La sentencia tiene muy en cuenta la estremecedora declaración de la perjudicada, que fue muy clara, creíble, concreta, convincente, detallada y coherente en el juicio celebrado a puerta cerrada y que, además, viene corroborada por elementos periféricos como el testimonio de una amiga y las manifestaciones de los peritos, el psicólogo forense, una trabajadora social y una técnica del Govern, ya que sus hijos se hallan bajo la tutela del Consell.

Seis años de alejamiento

Además de los dos años de cárcel, el magistrado prohíbe al imputado que se aproxime a su exmujer, de la que está divorciado desde 2014, y que se comunique con ella por un periodo de seis años y le priva del derecho a tener armas durante tres años. También le impone una indemnización de 25.000 euros por los daños morales causados a la víctima y mantiene la orden de protección dictada por un juzgado de instrucción de la ciudad debido al alto riesgo de que los hechos puedan volver a repetirse, mientras el fallo no sea firme.

Según se declara probado, el sospechoso inició una relación sentimental con la perjudicada cuando ella contaba 15 años. Luego, se casó con ella, con 20, y ambos tuvieron tres hijos, todos de corta edad en la actualidad. La joven tiene 32 años y padece una discapacidad física y psíquica del 53%. Desde aproximadamente 2008 hasta que ella finalizó la relación con su marido, en abril de 2013, el hombre la sometió en numerosas ocasiones a insultos y menosprecios como "no sirves para nada, eres una imbécil, subnormal, idiota, no sabes hacer nada". Estas expresiones también las profería delante de sus tres hijos y llegó incluso a agredirla físicamente en una ocasión al propinarle codazos. Esta situación creó un estado de terror y angustia permanente en la mujer, cuya personalidad quedó anulada y le afectó psicológicamente.

El marido también controlaba todos sus actos y no le permitía tener dinero, ni cuentas bancarias, ni tarjetas, ni comprar ropa para ella ni para sus hijos, ni salir de casa para acudir al médico o llevar al colegio a los niños, ni trabajar fuera del hogar, ni estudiar o realizar actividades que necesitaba la joven debido a su grado de discapacidad, según la sentencia.

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