El acusado reconoció durante el juicio que colocó la mezcla tóxica en la habitación de sus hijos, pero negó que su intención fuera asesinarlos y aseguró que solo quería "llamar la atención. "Se me fue la cabeza. Quería mucho a mis hijos y si hubiera querido matarlos, lo habría conseguido", alegó.

El fallo rechaza estos argumentos y considera "obscenamente sarcástica" la explicación del hombre sobre su conducta. "No es sostenible que buscando el bien de los hijos les produzca o les quiera producir el mayor mal imaginable", explica la sentencia, que achaca las contradicciones del relato del hombre a que buscaba "clara y simplemente su exculpación".