La fiscalía pide dos años de prisión para un hombre acusado de desvalijar un bar de las Avenidas, en Palma, tras destrozar una cristalera. El ladrón consiguió apropiarse de unos 600 euros en efectivo, un ordenador portátil y una máquina trituradora del establecimiento. El procesado, encarcelado por condenas anteriores, negó los hechos y aseguró que si aparecieron huellas dactilares suyas en el local es porque había acudido varias veces como cliente. Su defensa reclamó la absolución alegando que no hay pruebas de que cometiera el robo.
Los hechos ocurrieron el 30 de octubre del año pasado, de madrugada, en una cafetería de la avenida Gabriel Alomar i Villalonga. La cristalera de la puerta del establecimiento amaneció destrozada y el interior estaba completamente revuelto. Los propietarios echaron en falta unos 600 euros en efectivo, varios cupones de lotería, un ordenador y una trituradora, efectos que a día de hoy no han sido recuperados.
El acusado negó durante el juicio celebrado ayer en un juzgado de lo penal de Palma haber cometido el robo. El hombre, que fue excarcelado del centro penitenciario donde cumple condena por otras causas para comparecer en la vista, señaló que era cliente habitual del establecimiento, justificando así que aparecieran huellas dactilares suyas en el establecimiento.
Un agente del Cuerpo Nacional de Policía que acudió a la cafetería tras el robo explicó ante la sala que encontraron huellas en el marco de la puerta y en el bote de las propinas, del que habían desaparecido los 600 euros. Según contó, este vaso se encontraba en una zona a la que solo tenían acceso los empleados, detrás del mostrador. Otro policía afirmó que las huellas correspondían sin ninguna duda al procesado.
Al concluir la vista, el fiscal solicitó una condena de dos años de prisión para el sospechoso por un delito de robo con fuerza, al entender que había quedado completamente acreditada su implicación en el robo. Además, el ministerio público pidió que el imputado indemnice a los propietarios del local por el dinero y los efectos robados, que no han sido recuperados.
El abogado defensor, por su parte, alegó que no existe ni un solo indicio de ello y reclamó la absolución del acusado, de unos 40 años.
