Un incendio arrasó ayer siete locales del club náutico de Calanova, en Palma. El fuego comenzó en una batería y se extendió por buena parte de la planta baja del recinto, alcanzando a tres depósitos en los que había unos mil litros de combustible. Las llamas generaron una enorme columna de humo negro y tanto las instalaciones deportivas como un bar cercano fueron desalojados de forma preventiva. Los bomberos lograron sofocar el incendio tras casi una hora de trabajos. No hubo que lamentar heridos, aunque los daños materiales son cuantiosos.

Los hechos ocurrieron hacia las seis menos diez de la tarde en la planta baja del club náutico, en la calle Joan Miró, explicaron fuentes de los servicios de emergencias. El fuego se declaró en la batería de una bomba para trasvasar combustible y se extendió rápidamente. En los locales contiguos, situados bajo el aparcamiento de vehículos, había gran cantidad de efectos navales, velas, barnices y productos impermeabilizantes muy inflamables. En uno de ellos, además, había tres depósitos con unos mil litros de combustible que acabaron siendo pasto de las llamas. Una densa columna de humo se alzó sobre el club náutico, generando una gran alarma. "Se veían llamas rojas. La Policía nos ha dicho que nos metiéramos en casa", explicaba Elisa Bordoy, vecina de la zona. "Por suerte, el viento ha llevado el humo hacia el mar. Además, cerca del taller hay una gasolinera...", comentaba Carolina, que vive frente al club náutico.

Desalojados

Al lugar acudieron 18 efectivos de los Bombers de Palma, a bordo de dos autobombas, una autoescala, un camión cisterna y un vehículo de mando. La Policía Nacional cortó al tráfico unos 300 metros de la calle Joan Miró, tanto por la humareda como para facilitar el trabajo de los equipos de extinción. Varias ambulancias se desplazaron al lugar, aunque nadie precisó asistencia sanitaria. Los alumnos de la escuela nacional de vela habían acabado sus clases media hora antes de que se declarara el incendio, por lo que en el recinto solo quedaba una decena de monitores y empleados que fueron desalojados, al igual que los clientes un bar cercano, por temor a que se produjera alguna explosión o resultaran intoxicados por el humo.

Los bomberos tardaron unos tres cuartos de hora en dar por sofocado el incendio, que acabó arrasando siete locales de una superficie total de 300 metros cuadrados. Todo el material que había almacenado allí quedó destruido y los techos de algunos locales se vinieron abajo o se deformaron, por lo que será necesario revisar la estructura para comprobar el estado.