La Policía ha detenido en Palma al cabecilla de una banda que obligaba a mujeres nigerianas, entre ellas varias menores de edad, a prostituirse y cometer violentos robos a turistas en s'Arenal. Las víctimas de la red debían saldar, con el dinero obtenido de los asaltos y sus servicios sexuales, una deuda de 40.000 euros contraída por el traslado desde su país a España. La organización fue desarticulada en varias fases a lo largo de 2013, pero el líder logró huir gracias a las diversas identidades falsas que utilizaba. Tras dos años de fuga, fue capturado la semana pasada en Son Sant Joan cuando se disponía a tomar un vuelo hacia la península.

El hombre, de origen nigeriano, tenía en su poder varios objetos robados y 700 euros escondidos en el interior de unas zapatillas. El sospechoso reside en España de forma irregular desde 2008. Fue arrestado el pasado día 4 por agentes de la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsificación (UCRIF) de la Policía Nacional y trasladado a dependencias policiales para ser interrogado.

Piedras y cuchillas de afeitar

La investigación sobre este entramado de explotadores sexuales comenzó en el verano de 2013, al detectar un notable aumento del número de prostitutas nigerianas que actuaban en la zona de s'Arenal. Los policías constataron que estas mujeres, además de ofrecer sus servicios sexuales, se dedicaban a atracar a turistas alemanes, a los que robaban dinero, joyas y teléfonos móviles. Para ello, se apostaban en las calles que conducen a los hoteles más conocidos de la zona. Abordaban a las víctimas sometiéndolas a tocamientos, que aprovechaban para quitarles los efectos de valor que llevaran encima. Las prostitutas recurrían a la violencia si los turistas se enfrentaban a ellas al percatarse del robo, atacándolos en grupo a pedradas o intimidándolos con cuchillas de afeitar.

La Policía Nacional identificó a lo largo de varias semanas a un total de 120 mujeres. Dos de ellas eran menores de edad, de 16 y 17 años, que eran obligadas a ejercer la prostitución y cometer los asaltos violentos para poder pagar los 40.000 euros que la banda les reclamaba por haberlas traído a Mallorca. Las dos adolescentes se mostraron muy reacias a colaborar con los investigadores y mostraron un gran temor a las represalias que pudieran sufrir por parte de los miembros de la organización.

Los agentes encargados del caso llevaron a cabo la 'Operación Buho' contra esta red de proxenetas. La Policía detuvo entonces a trece personas y comprobó que trasladaban a las mujeres a las que explotaban por varios puntos de España y Francia, donde las tenían encerradas en viviendas y sometidas a un férreo control. Además, los investigadores comprobaron que los efectos robados por las prostitutas, especialmente los teléfonos móviles, eran vendidos en un bar de Palma cuya propietaria, también nigeriana, fue arrestada. La Policía llevaba desde entonces tras la pista del considerado cabecilla de la organización. Las pesquisas apuntaban a que el acusado había huido a Bilbao, pero las diversas identidades que utilizaba dificultaron su localización y detención.