Gemma Vich, la joven de 33 años que murió degollada en Sant Jordi, fue atacada tras negarse a mantener relaciones sexuales con su exnovio, Jaume S.F., de 38. El acusado reconoció en su declaración ante la jueza de guardia que se coló en el domicilio de la víctima tras escalar hasta la terraza con la intención de mantener relaciones sexuales con ella. Cuando la víctima descubrió su presencia mantuvieron una conversación. A partir de ese momento, el sospechoso afirmó que no recordaba nada de lo ocurrido.
Jaume S.F. continuaba ayer a mediodía en la unidad de detenidos del hospital Son Espases, donde ingresó tras autolesionarse en la comisaría de Policía. Su estado físico era bueno, pero dijo que intentaría suicidarse si le sacaban del centro sanitario. La magistrada optó por desplazarse allí el sábado por la tarde para tomarle declaración. El acusado será trasladado a prisión en cuanto los médicos le den el alta.
En el auto que ordena su encarcelamiento, la jueza le imputa un delito de homicidio o asesinato -acusación que se concretará cuando la investigación determine si la agresión fue premeditada y alevosa- con la agravante de parentesco y otro de allanamiento de morada por haber entrado en la vivienda de la víctima sin su consentimiento. La Policía comprobó tras el crimen que ninguno de los accesos al domicilio estaba forzado. Cuando hace algo menos de un mes la pareja rompió su relación, el hombre se marchó del domicilio y entregó a la mujer su copia de las llaves. Una de las posibilidades era que tuviera otro duplicado y lo utilizara para entrar en la vivienda a escondidas, pero la Policía no encontró en la escena del crimen pruebas que avalaran esta teoría. Los agentes manejaban la hipótesis de que la propia víctima le abriera la puerta, pero el propio acusado descartó este extremo.
De acuerdo con el relato de los hechos de Jaume S.F., el viernes de madrugada se dirigió con su vehículo a Sant Jordi. Su intención era mantener relaciones sexuales con su expareja. Llegó a la zona hacia las cuatro de la madrugada y aparcó a varias calles de distancia. No quería que la mujer descubriera su presencia y optó por entrar por la parte trasera de la vivienda. Según su versión, saltó varias vallas de las fincas colindantes y una vez en el inmueble escaló hasta la terraza del domicilio de su excompañera, en el primer piso del número 115 del camino de Sant Jordi.
Tras conseguir colarse en la casa, el acusado se dirigió al dormitorio donde se encontraba la víctima y según su versión mantuvo una conversación con ella. Al parecer, la mujer le rechazó. Jaume S.F. aseguró a la jueza que no recordaba nada de lo que ocurrió después.
La investigación apunta a que el sospechoso, despechado por la negativa de Gemma Vich a mantener relaciones con él, se dirigió a la cocina de la vivienda, en la que había residido durante aproximadamente un año y medio, y cogió un cuchillo de grandes dimensiones con el que atacó a la mujer. La víctima intentó defenderse y sufrió varios cortes en los brazos al tratar de repeler la agresión. Finalmente, Jaume S.F. la degolló con el arma, seccionándole la yugular y causándole la muerte prácticamente en el acto.
El acusado no intentó escapar tras el crimen. La madre de la víctima, que vive con la abuela en la planta baja del inmueble, oyó cómo agonizaba. Inicialmente pensó que su hija estaba vomitando por una indisposición y la llamó por teléfono. No encontró respuesta y subió para interesarse por ella. En el dormitorio encontró el cadáver de la joven sobre un charco de sangre y a Jaume S.F. a su lado, aparentemente dormido y bajo los efectos del alcohol o las drogas. La Policía lo detuvo en cuanto llegó al lugar.
Tras ser sometido a un reconocimiento en el hospital, el hombre fue conducido a los calabozos de la Policía, donde horas después comenzó a mostrarse muy alterado y se autolesionó, tras lo que fue trasladado a Son Espases, donde sigue ingresado.
