A sus 84 años, el veterano navegante catalán Jacinto Rodríguez fue ayer capaz de resistir cuatro horas y media en alta mar, a oscuras, sin chaleco salvavidas, con un fuerte golpe en la cabeza y entre olas de más de tres metros. Había caído por la borda de su velero cerca de sa Dragonera, cuando navegaba hacia Palma para participar en la Copa del Rey de Vela a bordo del Duende 52, del que es patrón y armador. "Veía los focos de los barcos y helicópteros que me buscaban y eso me ha dado esperanzas para aguantar. He mantenido las fuerzas todo lo que he podido", comentaba tras su rescate. Ingresó en Son Espases, pero su estado no era grave y estaba previsto que en cuestión de horas recibiera el alta.

Los hechos ocurrieron a las cuatro y media de la madrugada. La embarcación, un TP52 con base en Arenys de Mar (Barcelona), se encontraba nueve millas al norte de sa Dragonera y la tripulación estaba arriando las velas por la tormenta que azotaba la zona con vientos de hasta 35 nudos. Jacinto Rodríguez estaba en la popa cuando la botavara le golpeó la cabeza y le hizo caer al agua.

Sus compañeros intentaron rescatarlo, pero enseguida lo perdieron de vista y dieron la voz de alarma. El Centro de Coordinación de Salvamento (CCS) de Palma activó enseguida un gran operativo de búsqueda. El helicóptero Helimer 213 y las embarcaciones Salvamar Acrux y Marta Mata, de Salvamento Marítimo acudieron de inmediato al lugar. Se emitió un aviso a los navegantes que se encontraban en la zona y los buques Abel Matutes de Balearia y Tenacia de Acciona y un velero llamado Sea Hawk se sumaron al operativo, al igual que un helicóptero del Servicio Aéreo de Rescate (SAR).

La búsqueda fue complicada por la falta de luz, las fuertes rachas de viento y las olas de entre tres y cuatro metros. Jacinto Rodríguez pasó casi cuatro horas y media en el agua, cuya cálida temperatura -rondaba los 26 grados- evitó que sufriera hipotermia. El octogenario no llevaba chaleco salvavidas, pero el pantalón acolchado que vestía le ayudó a mantenerse a flote a pesar de impedirle nadar. "Veía de muy lejos los focos de los barcos y helicópteros y eso me ayudó a mantener la calma", explicaría después en el hospital a sus allegados.

La odisea terminó poco antes de las nueve de la mañana. El helicóptero de Salvamento Marítimo consiguió localizarlo cuando estaba a punto de regresar a su base por falta de combustible. El hombre se encontraba a apenas 400 metros del lugar en el que había caído al mar.

El velero Sea Hawk rescató entonces a Rodríguez, que fue trasladado al hospital Son Espases en el helicóptero del SAR. Presentaba un traumatismo craneoencefálico leve por el golpe recibido en la cabeza y quedó ingresado. Su estado era bueno e incluso bromeó a su llegada al hospital. Los médicos querían tenerlo unas horas en observación, pero estaba previsto que recibiera el alta a lo largo del día.

Inés Mansilla, esposa del armador, quiso recibir a la tripulación del Duende 52 a su llegada al Real Club Náutico de Palma. "Hoy no era su día. Ha sido un disgusto muy grande, pero al mismo tiempo una alegría. Una vez lo rescataron me dijeron: Tu marido no es un hombre, es una roca. Y es que está ya casi en modo regata, porque está diciendo que mañana hay que entrenar", comentó. Rodríguez es un apasionado de la navegación con una larga experiencia en regatas que lleva dos décadas compitiendo en la Copa del Rey. Su velero actual, el Duende 52, tiene su base en el Club Náutico de Arenys de Mar. Fue construido en 2007 y conocido como CAM, a bordo del cual el rey Felipe VI participó en varias ediciones. Rodríguez lo adquirió en junio de 2014 y lo estrenó en la edición de ese año de la prueba que se disputa en Palma. El Duende 52 está preinscrito para participar en la clase Rías Baixas IRC 1.